Fundar 257 Resultados para: pies

  • Los derroté y no podían rehacerse, sucumbían debajo de mis pies. (II Samuel 22, 39)

  • Me ceñiste de fortaleza en la batalla, aplastaste bajo mis pies a mis agresores. (II Samuel 22, 40)

  • el Dios que me concede la venganza y sojuzga a los pueblos a mis pies. (II Samuel 22, 48)

  • "Tú ya sabes cómo mi padre, David, no pudo construir la casa al nombre del Señor, su Dios, a causa de las guerras en que se vio envuelto, hasta que el Señor puso a sus enemigos bajo las plantas de sus pies. (I Reyes 5, 17)

  • Cada basa tenía cuatro ruedas de bronce, con sus ejes también de bronce, y en sus cuatro ángulos había unos pies. Estos pies estaban fundidos por debajo del aguamanil y por detrás de cada una de las guirnaldas. (I Reyes 7, 30)

  • En los cuatro ángulos de cada basa había cuatro pies formando todo un solo cuerpo. (I Reyes 7, 34)

  • En lo más alto de la basa había una cavidad redonda de unos veinticinco centímetros de altura; y en la parte superior de la basa, los pies y paneles formaban un solo cuerpo con ella. (I Reyes 7, 35)

  • En cuanto a ti, levántate y vete a tu casa; al pisar tus pies la ciudad, el niño morirá. (I Reyes 14, 12)

  • El resto de la historia de Asá, todas sus proezas y todo lo que hizo, las ciudades que edificó, está escrito en el libro de los anales de los reyes de Judá. Únicamente que, en su vejez, estuvo enfermo de los pies. (I Reyes 15, 23)

  • Llegó adonde estaba el hombre de Dios en el monte, y se abrazó a sus pies. Guejazí fue a separarla, pero el hombre de Dios dijo: "Déjala, porque está muy apenada; pero el Señor me lo ha tenido oculto y nada me ha manifestado". (II Reyes 4, 27)

  • Ella cayó a sus pies, y se postró en tierra. Tomó a su hijo y salió. (II Reyes 4, 37)

  • Entonces tomaron cada uno su propio manto, los tendieron a sus pies sobre los desnudos escalones, y al son de las trompetas gritaron: "¡Jehú es rey!". (II Reyes 9, 13)


“Como Jesus, preparemo-nos a duas ascensões: uma ao Calvário e outra ao Céu. A ascensão ao Calvário, se não for alegre, deve ao menos ser resignada!” São Padre Pio de Pietrelcina