Fundar 80 Resultados para: serpiente ardiente

  • No te regocijes, Filistea toda, porque haya sido roto el palo que te golpeaba; pues de la raza de la serpiente saldrá un basilisco, y su fruto será un dragón volador. (Isaías 14, 29)

  • Esto me ha dicho el Señor: Me quedaré quieto y miraré desde mi trono, como el calor ardiente cuando el sol brilla, como nube de rocío en el calor de la siega. (Isaías 18, 4)

  • Aquel día el Señor castigará con su espada dura, grande y fuerte a Leviatán, la serpiente huidiza; a Leviatán, la serpiente tortuosa, y matará al dragón del mar. (Isaías 27, 1)

  • Oráculo sobre las bestias del Negueb: A través de una tierra de tribulación y de angustia, guarida del león y la leona, de la víbora y de la serpiente voladora, llevan a lomos de asnos sus riquezas; en la giba de sus camellos sus tesoros, a un pueblo que de nada les servirá. (Isaías 30, 6)

  • Cada uno será como un refugio contra el viento y un abrigo contra la tempestad; como corrientes de agua en tierra seca, como la sombra de una gran peña en tierra ardiente. (Isaías 32, 2)

  • la tierra ardiente se trocará en estanque, el suelo sediento en hontanar de aguas; y el cubil donde yacían los chacales se volverá verdor de cañas y de juncos. (Isaías 35, 7)

  • El lobo y el cordero pastarán juntos, el león comerá paja como el buey y la serpiente se alimentará de polvo. No se hará ya más mal ni daño en todo mi santo monte -dice el Señor-. (Isaías 65, 25)

  • Por eso, vestíos de sacos, lamentaos, gemid, porque no se retira de nosotros la ardiente ira del Señor. (Jeremías 4, 8)

  • En aquel tiempo se dirá a este pueblo y a Jerusalén: Un viento ardiente sopla del desierto contra la hija de mi pueblo, y no para aventar ni para limpiar. (Jeremías 4, 11)

  • Voz como de serpiente que silba; sí, avanza en masa, se echan sobre ella con sus hachas, como si fueran leñadores. (Jeremías 46, 22)

  • Aquellos que no se prosternen y la adoren serán al punto arrojados en un ardiente horno de fuego". (Daniel 3, 6)

  • y que aquellos que no se postren para adorarla sean arrojados en un ardiente horno de fuego. (Daniel 3, 11)


“É difícil tornar-se santo. Difícil, mas não impossível. A estrada da perfeição é longa, tão longa quanto a vida de cada um. O consolo é o repouso no decorrer do caminho. Mas, apenas restauradas as forças, é necessário levantar-se rapidamente e retomar a viagem!” São Padre Pio de Pietrelcina