Löydetty 106 Tulokset: órdenes

  • sino que habitamos en carpas. Hemos obedecido siempre todas las órdenes que nos dio nuestro antepasado Jonadab. (Jeremías 35, 10)

  • Se han cumplido las órdenes de Jonadab, hijo de Recab, que prohibió a sus hijos tomar vino y no han bebido hasta la fecha por obedecer a la orden de su padre. En cambio, yo les he hablado a ustedes sin parar, insistentemente, y ustedes no me han escuchado. (Jeremías 35, 14)

  • Todas las calamidades que están ustedes padeciendo ahora, han sido porque ustedes ofrecieron incienso y pecaron así contra Yavé, no haciendo caso a su palabra y no portándose de acuerdo a su Ley, a sus mandamientos y órdenes.» (Jeremías 44, 23)

  • ¿Cómo va a tomar descanso si Yavé le ha dado órdenes? Ascalón y la costa del mar, ésos son sus blancos. (Jeremías 47, 7)

  • Contra el país de Meratayim. «Sube al país de Meratim, y atácalo; a los habitantes de Pecod persíguelos, toma la espada y mátalos, dice Yavé. Ejecuta mis órdenes fielmente.» (Jeremías 50, 21)

  • Es justo Yavé, porque fui rebelde a sus órdenes. Escuchen, pues, pueblos todos, y miren mi dolor. Mis vírgenes y mis jóvenes han ido al cautiverio. (Lamentaciones 1, 18)

  • Le hemos desobedecido, no hemos escuchado su voz ni hemos caminado de acuerdo con las órdenes que el Señor nos puso delante. (Baruc 1, 18)

  • y nosotros no escuchamos su voz, que nos mandaba caminar según sus órdenes. (Baruc 2, 10)

  • Después de siglos vas a recibir órdenes, después de muchos años te vas a poner en camino al país cuyos habitantes escaparon a la espada; fueron reunidos de numerosos pueblos en las montañas de Israel, las que estuvieron mucho tiempo abandonadas. Después que se separaron de los demás pueblos, viven todos en paz. (Ezequiel 38, 8)

  • Yavé hace oír su trueno, al frente de su ejército: numerosos son sus soldados, poderosos los que cumplen sus órdenes. Porque grande y temible es el día de Yavé. ¿Quién podrá soportarlo? (Joel 2, 11)

  • Pues ahora estoy dando órdenes para que se sacuda a Israel entre todas las naciones como se limpia el trigo en el harnero, sin que se pierda un solo grano. (Amós 9, 9)

  • Pero mis palabras y mis órdenes que yo había dado a mis servidores, los profetas, se cumplieron en sus padres de tal manera que volvieron a mí y reconocieron: Yavé de los Ejércitos nos ha tratado como lo había resuelto, conforme a nuestra conducta y manera de proceder.» (Zacarías 1, 6)


“De todos os que vierem pedir meu auxílio, nunca perderei nenhum!” São Padre Pio de Pietrelcina