Löydetty 76 Tulokset: Botín

  • De allí, pasó Judas a Alema, la asaltó, la ocupó, mató a todos los varones, se apoderó del botín y luego la incendió. (1 Macabeos 5, 35)

  • que Lisias, aunque había ido con un ejército poderoso, tuvo que huir ante los judíos, los cuales se habían fortalecido con las armas y el abundante botín tomado a los ejércitos vecinos. (1 Macabeos 6, 6)

  • Así cayeron todos al filo de la espada sin quedar ni uno solo. Se apoderaron de los despojos del botín, cortaron la cabeza de Nicanor y la mano derecha que había levantado con soberbia, y las colgaron a la entrada de Jerusalén a la vista de todos. (1 Macabeos 7, 47)

  • Pero los descendientes de Jambri y la gente de Madaba se apoderaron de Juan con cuanto llevaba y se marcharon llevándose el botín. (1 Macabeos 9, 36)

  • De allí Jonatán con los suyos retornaron a Jerusalén con gran botín. (1 Macabeos 10, 87)

  • Incendiaron la ciudad, recogieron un abundante botín y salvaron al rey. (1 Macabeos 11, 48)

  • Arrojaron las armas e hicieron la paz. Con esto los judíos se merecieron la admiración del rey y se hicieron famosos en todo el reino, y volvieron a Jerusalén cargados de botín. (1 Macabeos 11, 51)

  • También les recordó lo que sucedió en Babilonia, en la batalla contra los gálatas, pues ese día ocho mil judíos combatían al lado de cuatro mil macedonios y, al encontrarse éstos en apuros, sus aliados judíos exterminaron solos a veinte mil enemigos, con la ayuda que les vino del cielo, y se apoderaron de un gran botín. (2 Macabeos 8, 20)

  • Pasado el sábado, repartieron parte del botín entre los que habían sido torturados, las viudas y los huérfanos. Lo demás se lo repartieron entre ellos y los suyos. (2 Macabeos 8, 28)

  • Las armas tomadas al enemigo se guardaron cuidadosamente en lugares seguros; el resto del botín lo llevaron a Jerusalén. (2 Macabeos 8, 31)

  • Pondremos las manos sobre montones de cosas de valor, llenaremos nuestras casas con el botín. (Proverbios 1, 13)

  • No escapará el pecador con su botín, y la paciencia de los fieles no quedará sin recompensa. (Sirácides (Eclesiástico) 16, 13)


“Meu Deus, perdoa-me. Nunca Te ofereci nada na minha vida e, agora, por este pouco que estou sofrendo, em comparação a tudo o que Tu sofreste na Cruz, eu reclamo injustamente!” São Padre Pio de Pietrelcina