Löydetty 133 Tulokset: caer

  • Ellos se retiraron y fue a caer en el espacio vacío. (2 Macabeos 14, 44)

  • Pero el camino de los malvados es sólo oscuridad; no ven lo que los hará caer. (Proverbios 4, 19)

  • La boca de la adúltera es una fosa profunda; hay que estar abandonado por Yavé para caer en ella. (Proverbios 22, 14)

  • El que cava un hoyo, se puede caer en él; el que derriba un muro, puede ser que lo muerda la serpiente; (Eclesiastés (Qohelet) 10, 8)

  • Los impíos sin embargo llaman a la muerte con gestos y palabras; ven en ella a una amiga y se han prendado de ella; han hecho con ella un pacto y se hacen merecedores de caer en sus manos. (Sabiduría 1, 16)

  • Una vez nacido, respiré el mismo aire que los demás, y vine a caer en la misma tierra, lancé el primer grito y lloré como ellos; (Sabiduría 7, 3)

  • Por eso el castigo alcanzará también a los ídolos de las naciones, porque son cosas abominables en el seno de la creación: hacen caer las almas de los hombres y los insensatos se dejan seducir. (Sabiduría 14, 11)

  • El castigo que se dejó caer por un momento, tenía valor de advertencia: esta señal de salvación les recordaría los mandamientos de tu Ley. (Sabiduría 16, 6)

  • El Señor la vio y la midió; dejó caer una lluvia de saber y de inteligencia; los que tienen la sabiduría no pueden disimularla. (Sirácides (Eclesiástico) 1, 19)

  • No cantes tus propias alabanzas; podrías caer y atraerte la deshonra. Si no tienes el temor del Señor y vives en la mentira, él revelará tus secretos y te echará por tierra en público. (Sirácides (Eclesiástico) 1, 30)

  • Ustedes que temen al Señor, esperen su misericordia, no se aparten de él, pues podrían caer. (Sirácides (Eclesiástico) 2, 7)

  • ¡Ay de los flojos que dejan caer sus brazos, ay del pecador que se niega a elegir! (Sirácides (Eclesiástico) 2, 12)


“Quando ofendemos a justiça de Deus, apelamos à Sua misericórdia. Mas se ofendemos a Sua misericórdia, a quem podemos apelar? Ofender o Pai que nos ama e insultar quem nos auxilia é um pecado pelo qual seremos severamente julgados.” São Padre Pio de Pietrelcina