Löydetty 365 Tulokset: tomó

  • La tomó, así como a todos los pueblos que dependían de ella. Pasó a cuchillo a su rey y habitantes, consagrándolos en anatema, sin perdonar a nadie. Dabir y su rey recibieron el mismo castigo que Hebrón y Libna. (Josué 10, 39)

  • Nadie quedó con vida, y en seguida quemaron la ciudad. Josué tomó todas las ciudades de estos reyes y a todos sus reyes y los consagró en anatema, según se lo había ordenado Moisés, servidor de Yavé. (Josué 11, 12)

  • Otoniel, hijo de Quenaz, hermano menor de Caleb, tomó la ciudad; éste le dio por esposa a su hija Axa. (Josué 15, 17)

  • Fue Otoniel quien tomó la ciudad; ése era hijo de Quenaz y hermano menor de Caleb, el cual le dio por esposa a su hija Axá. (Jueces 1, 13)

  • Eglón se unió a los amonitas y los amalecitas; luego se puso en marcha y derrotó a Israel y tomó la ciudad de las Palmeras. (Jueces 3, 13)

  • Y el rey se levantó de su silla. Entonces Ehud, con su mano izquierda, tomó el puñal que llevaba sobre el muslo derecho y se lo hundió en el vientre. (Jueces 3, 21)

  • Entonces la mujer tomó un martillo y una estaca de la tienda, se acercó a él despacito y le clavó en la cabeza la estaca, que se fijó en la tierra. (Jueces 4, 21)

  • Llevó una mano a la estaca y con su derecha tomó el martillo de los obreros. (Jueces 5, 26)

  • Gedeón se fue y preparó un cabrito, tomó una medida de harina, con la que hizo pan sin levadura; puso el caldo en una olla y la carne en un canasto y fue a presentárselo debajo del árbol. (Jueces 6, 19)

  • El los persiguió, los tomó prisioneros y dispersó a todo su ejército. (Jueces 8, 12)

  • Tomó entonces a los jefes de la ciudad y con espinas y cardos del desierto castigó a esa gente de Sucot. (Jueces 8, 16)

  • Zebaj y Salmuná dijeron entonces: «Levántate tú y mátanos, porque, según es el hombre, es su valentía.» Gedeón se levantó y los mató a los dos, y tomó para sí los adornos que sus camellos llevaban al cuello. (Jueces 8, 21)


“Quando a videira se separa da estaca que a sustenta, cai, e ao ficar na terra apodrece com todos os cachos que possui. Alerta, portanto, o demônio não dorme!” São Padre Pio de Pietrelcina