Löydetty 722 Tulokset: Iba

  • Iban con nosotros algunos discípulos de Cesarea, que nos hicieron alojar en casa de un tal Mnasón de Chipre, un discípulo de la primera hora. (Hechos 21, 16)

  • Ya iban a matarlo, cuando llegó al tribuno de la cohorte la noticia de que toda Jerusalén estaba convulsionada. (Hechos 21, 31)

  • Cuando lo iban a introducir en la fortaleza, Pablo dijo al tribuno: «¿Puedo decirte una palabra?». «¿Tú sabes griego?, le preguntó el tribuno. (Hechos 21, 37)

  • Entonces respondí: "Ellos saben, Señor, que yo iba de una sinagoga a otra para encarcelar y azotar a los que creen en ti. (Hechos 22, 19)

  • Inmediatamente, se retiraron los que iban a azotarlo, y el tribuno se alarmó al enterarse de que había hecho encadenar a un ciudadano romano. (Hechos 22, 29)

  • Se produjo un griterío, y algunos escribas del partido de los fariseos, se pusieron de pie y protestaron enérgicamente: «Nosotros no encontramos nada de malo en este hombre. ¿Y si le hubiera hablado algún espíritu o un ángel...?». (Hechos 23, 9)

  • Aquí te envío a un hombre que fue detenido por los judíos, y cuando ya lo iban a matar, enterándome de que era ciudadano romano, intervine con mis soldados y pude rescatarlo. (Hechos 23, 27)

  • Pero con la protección de Dios, he podido hasta el día de hoy seguir dando testimonio ante los pequeños y los grandes. Y nunca dije nada fuera de lo que los Profetas y Moisés anunciaron que iba a suceder, (Hechos 26, 22)

  • Subimos a bordo de un barco de Adramicio que se dirigía a las costas de Asia, y zarpamos. Iba con nosotros Aristarco, un macedonio de Tesalónica. (Hechos 27, 2)

  • Allí, el centurión encontró un barco alejandrino que iba a zarpar rumbo a Italia, y nos hizo embarcar en él. (Hechos 27, 6)

  • En la decimocuarta noche, todavía íbamos a la deriva por el Adriático, cuando hacia la medianoche, los marineros presintieron la cercanía de tierra firme. (Hechos 27, 27)

  • a fin de que, en Judea, no caiga en manos de los incrédulos, y los santos de Jerusalén reciban con agrado la ofrenda que les llevo. (Romanos 15, 31)


“Viva feliz. Sirva ao Senhor alegremente e com o espírito despreocupado.” São Padre Pio de Pietrelcina