Löydetty 338 Tulokset: Jefes

  • Un espíritu me levantó y me llevó a la puerta oriental de la Casa del Señor, la que da hacia el oriente, y vi que a la entrada de la puerta había veinticinco hombres. En medio de ellos divisé a Iazanías, hijo de Azur, y a Pelatías, hijo de Benaías, jefes del pueblo. (Ezequiel 11, 1)

  • Sus jefes, en medio de la ciudad, son como lobos que despedazan la presa, derramando sangre y haciendo perecer a la gente, a fin de acumular ganancias. (Ezequiel 22, 27)

  • Luego mandó reunir a los sátrapas, prefectos, gobernadores, consejeros, tesoreros, juristas, magistrados y a todos los jefes de provincia, para que asistieran a la dedicación de la estatua que había erigido el rey Nabucodonosor. (Daniel 3, 2)

  • Entonces se reunieron los sátrapas, prefectos, gobernadores, consejeros, tesoreros, juristas, magistrados y todos los jefes de provincia, para la dedicación de la estatua que había erigido el rey Nabucodonosor. Y se pusieron de pie ante la estatua erigida por el rey. (Daniel 3, 3)

  • Gracias a su astucia, el engaño triunfará por medio de él, su corazón se ensoberbecerá y destruirá tranquilamente a muchos. Se alzará contra el Jefe de los jefes, pero luego será destrozado sin que intervenga ninguna mano. (Daniel 8, 25)

  • No hemos escuchado a tus servidores los profetas, que hablaron en tu Nombre a nuestros reyes, a nuestros jefes, a nuestros padres y a todo el pueblo del país. (Daniel 9, 6)

  • ¡A nosotros, Señor, la vergüenza reflejada en el rostro, y también a nuestros reyes, a nuestros jefes y a nuestros padres, porque hemos pecado contra ti! (Daniel 9, 8)

  • El rey del Sur se hará poderoso, pero uno de sus jefes será más fuerte que él, y ejercerá un dominio más grande que el suyo. (Daniel 11, 5)

  • Cuando terminan de embriagarse, se entregan a la prostitución; sus jefes aman la Ignominia. (Oseas 4, 18)

  • Los jefes de Judá han sido como los que desplazan los límites: sobre ellos derramaré mi furor a raudales. (Oseas 5, 10)

  • Todos ellos se inflaman como un horno y devoran a sus jefes. ¡Así han caído sus reyes uno tras otro, pero nadie entre ellos clama hacia mí! (Oseas 7, 7)

  • Se vuelven, pero no hacia lo alto, son como un arco fallido. Sus jefes caerán bajo la espada, por la insolencia de su lenguaje: esto hará que se rían de ellos en Egipto. (Oseas 7, 16)


“É loucura fixar o olhar no que rapidamente passa”. São Padre Pio de Pietrelcina