Löydetty 839 Tulokset: Judá y Simeón

  • Baruc ya había recuperado, el décimo día del mes de Siván, los vasos de la Casa del Señor sacados del Templo, a fin de devolverlos a la tierra de Judá. Eran objetos de plata que había hecho Sedecías, hijo de Josías, rey de Judá, (Baruc 1, 8)

  • Ustedes dirán: Al Señor, nuestro Dios, pertenece la justicia; a nosotros, en cambio, la vergüenza reflejada en el rostro, como sucede en el día de hoy: vergüenza para los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén, (Baruc 1, 15)

  • Por eso el Señor ha cumplido la amenaza que había pronunciado contra nosotros, contra los jueces que gobernaron a Israel, contra nuestros reyes, contra nuestros jefes y contra los hombres de Israel y de Judá. (Baruc 2, 1)

  • yo haré cesar en las ciudades de Judá y dentro de Jerusalén el grito de gozo y el grito de alegría, el canto del esposo y el canto de la esposa, y todo el país se convertirá en un desierto sin habitantes. (Baruc 2, 23)

  • Tú has reducido esta Casa sobre la que había sido invocado tu Nombre, a lo que es en el día de hoy, a causa de la maldad de la casa de Israel y de la casa de Judá. (Baruc 2, 26)

  • Al cabo de estos días, te acostarás por segunda vez, sobre el lado derecho, y cargarás con las culpas del pueblo de Judá durante cuarenta días: yo te he fijado un día por cada año. (Ezequiel 4, 6)

  • El sexto año, el quinto día del sexto mes, mientras yo estaba sentado en mi casa y los ancianos de Judá estaban sentados delante de mí, descendió sobre mí la mano del Señor. (Ezequiel 8, 1)

  • Él me dijo: "¿Has visto, hijo de hombre? ¿No le basta al pueblo de Judá cometer las abominaciones que aquí cometen, que también han llenado el país de violencia y no cesan de irritarme? Ellos llevan el ramo hasta su nariz. (Ezequiel 8, 17)

  • Él me respondió: "La iniquidad de la casa de Israel y de Judá es inmensamente grande; el país está lleno de sangre y la ciudad está colmada de injusticia, porque ellos piensan: ‘El Señor ha abandonado el país, el Señor no ve nada’. (Ezequiel 9, 9)

  • Tú trazarás el camino para que la espada llegue a Rabá de los amonitas, y a Judá, que tiene su plaza fuerte en Jerusalén. (Ezequiel 21, 25)

  • Tú dirás a los amonitas: Escuchen la palabra del Señor: Así habla el Señor: Porque te has burlado de mi Santuario cuando fue profanado, de la tierra de Israel cuando fue devastada, y del pueblo de Judá cuando iba al destierro, (Ezequiel 25, 3)

  • Así habla el Señor: Porque Moab ha dicho: "La casa de Judá es igual que todas las naciones", (Ezequiel 25, 8)


“Deus nunca me recusou um pedido”. São Padre Pio de Pietrelcina