Löydetty 68 Tulokset: copa

  • El pobre no tenía nada, fuera de una sola oveja pequeña que había comprado. La iba criando, y ella crecía junto a él y a sus hijos: comía de su pan, bebía de su copa y dormía en su regazo. ¡Era para él como una hija! (II Samuel 12, 3)

  • Su espesor medía un palmo, y su borde tenía forma de copa, semejante al cáliz de una azucena. Su capacidad era de unos setenta mil litros. (I Reyes 7, 26)

  • Cuando oigas ruidos de pasos sobre la copa de las balsameras, ataca decididamente, porque Dios saldrá delante de ti para derrotar al ejército de los filisteos". (I Crónicas 14, 15)

  • Su espesor medía un palmo, y su borde tenía forma de copa, semejante al cáliz de una azucena. Su capacidad era de más de cien mil litros. (II Crónicas 4, 5)

  • Tú preparas ante mí una mesa, frente a mis enemigos; unges con óleo mi cabeza y mi copa rebosa. (Salmos 23, 5)

  • Hay una copa en la mano del Señor, con un vino espumante, lleno de aromas: la ofrece, y la sorben hasta el final, la beben todos los malvados de la tierra. (Salmos 75, 9)

  • Alzaré la copa de la salvación e invocaré el nombre del Señor. (Salmos 116, 13)

  • No mires el vino: ¡qué rojo es! ¡Cómo centellea en la copa! ¡Cómo fluye suavemente! (Proverbios 23, 31)

  • él extendía la mano sobre la copa, derramaba la libación con la sangre de la uva y la vertía al pie del altar, como perfume agradable al Altísimo, Rey del universo. (Eclesiástico 50, 15)

  • y sólo queda un residuo; o como cuando se golpea un olivo: quedan dos o tres aceitunas en lo alto de la copa, cuatro o cinco en las ramas del árbol frutal -oráculo del Señor, Dios de Israel-. (Isaías 17, 6)

  • ¡Despiértate, despiértate, levántate, Jerusalén, tú que has bebido de la mano del Señor la copa de su furor! ¡Tú has bebido hasta las heces una copa, un cáliz embriagador! (Isaías 51, 17)

  • Así habla el Señor, tu Dios, el que defiende la causa de su Pueblo: Yo he retirado de la mano la copa embriagadora; de la copa, del cáliz de mi furor, ya no volverás a beber. (Isaías 51, 22)


“O medo excessivo nos faz agir sem amor, mas a confiança excessiva não nos deixa considerar o perigo que vamos enfrentar”. São Padre Pio de Pietrelcina