Löydetty 70 Tulokset: clamor público

  • Por público decreto y voto prescribieron que toda la nación de los judíos celebrara anualmente aquellos mismos días. (II Macabeos 10, 8)

  • Macabeo asintió a todo lo que Lisias proponía, preocupado por el interés público; pues el rey concedió cuanto Macabeo había pedido por escrito a Lisias acerca de los judíos. (II Macabeos 11, 15)

  • Decretaron todos por público edicto no dejar pasar aquel día sin solemnizarlo, y celebrarlo el día trece del duodécino mes, llamado Adar en arameo, la víspera del Día de Mardoqueo. (II Macabeos 15, 36)

  • A estos cánticos respondía el discordante clamor de sus enemigos, se disfundían los lamentos de los que lloraban a sus hijos. (Sabiduría 18, 10)

  • Las lágrimas de la viuda, ¿no bajan por su mejilla, y su clamor contra el que las provocó? (Eclesiástico 35, 15)

  • Por eso voy a llorar como llora Yazer, viña de Sibmá. Te regaré con mis lágrimas, Jesbón y Elalé, porque sobre tu cosecha y sobre tu segada se ha extinguido el clamor, (Isaías 16, 9)

  • y se retira del vergel alegría y alborozo, y en las viñas no se lanzan cantos de júbilo, ni gritos. Vino en los lagares no pisa el pisador: el clamor ha cesado. (Isaías 16, 10)

  • Sí, pueblo de Sión que habitas en Jerusalén, no llorarás ya más; de cierto tendrá piedad de ti, cuando oiga tu clamor; en cuanto lo oyere, te responderá. (Isaías 30, 19)

  • Así que, vete tú, y lees en voz alta el rollo en que has apuntado al dictado mío las palabras de Yahveh, a oídos del público de la Casa de Yahveh el día del ayuno, y las lees también a oídos de todos los de Judá que vienen de sus ciudades; (Jeremías 36, 6)

  • Y Jeremías iba y venía en público, pues no le habían encarcelado. (Jeremías 37, 4)

  • Lanzarán su clamor por ti, gritarán amargamente. Se echarán polvo en la cabeza, se revolcarán en la ceniza; (Ezequiel 27, 30)

  • En su lugar surgiró otro, que enviará un exactor contra el esplendor real: en pocos días será destruido, mas no en público ni en guerra. (Daniel 11, 20)


“Não se fixe voluntariamente naquilo que o inimigo da alma lhe apresenta.” São Padre Pio de Pietrelcina