Löydetty 182 Tulokset: alma abatida

  • Inclinad vuestro cuello a su yugo, y vuestra alma reciba instrucción. Cerca está para encontrarla. (Eclesiástico 51, 26)

  • Que vuestra alma se regocije en la misericordia del Señor, y no os avergoncéis de alabarle. (Eclesiástico 51, 29)

  • Sí, en el camino de tus juicios esperamos en ti, Señor; tu nombre y tu memoria son el anhelo del alma. (Isaías 26, 8)

  • Mi alma te ansía por la noche, y mi espíritu, en mi interior, te espera a la mañana; pues cuando tus juicios se ejecutan en la tierra, aprenden justicia los habitantes del mundo. (Isaías 26, 9)

  • ¿Qué diré? ¿De qué le voy a hablar? Es él quien actúa. Terminaré el curso de mis años, pasada la amargura de mi alma. (Isaías 38, 15)

  • Aquí está mi siervo a quien protejo; mi elegido, en quien mi alma se complace. He puesto en él mi espíritu, para que traiga la justicia a las naciones. (Isaías 42, 1)

  • Después de las penas de su alma, verá la luz y quedará colmado. Por sus sufrimientos mi siervo justificará a muchos y cargará sobre sí las iniquidades de ellos. (Isaías 53, 11)

  • Prestad oído y venid a mí; escuchad y vivirá vuestra alma. Haré con vosotros un pacto eterno, según la fiel promesa que hice a David. (Isaías 55, 3)

  • Yo salto de gozo con el Señor, mi alma se entusiasma con mi Dios, porque me ha puesto los vestidos de la salvación, me ha envuelto en el manto de la justicia, como un recién casado se ciñe la diadema o una novia se adorna con sus joyas. (Isaías 61, 10)

  • Se sacrifica un toro, se mata a un hombre, se inmola una oveja, se estrangula un perro; se ofrece sangre de cerdo, se quema incienso adorando a un ídolo. Como ellos gustan de seguir sus caminos y su alma se complace en sus horrores, (Isaías 66, 3)

  • Y dirán: "¡Ah, Señor Dios, cómo has engañado a este pueblo y a Jerusalén, diciéndole: Tendréis paz, cuando la espada se ha clavado hasta el alma!". (Jeremías 4, 10)

  • He mirado: no quedaba un alma: todos los pájaros del cielo habían huido. (Jeremías 4, 25)


“Se você tem dúvidas sobre a fé é exatamente porque tem fé!” São Padre Pio de Pietrelcina