Löydetty 876 Tulokset: ojo

  • Grabad en vuestro corazón y en vuestra alma estas palabras que hoy os digo, atadlas a vuestras manos como señal y ponedlas como frontal entre vuestros ojos. (Deuteronomio 11, 18)

  • No la comerás, para que seáis felices tú y tus hijos después de ti por haber hecho lo que es justo a los ojos del Señor. (Deuteronomio 12, 25)

  • Escucha y cumple todas estas prescripciones que te doy, para que seas feliz siempre tú y tus hijos después de ti, haciendo lo que es justo a los ojos del Señor, tu Dios. (Deuteronomio 12, 28)

  • No te conduzcas así con el Señor, tu Dios, pues nada hay más odioso y aborrecible a los ojos del Señor que lo que hacían éstos por sus dioses, llegando incluso a sacrificarles en el fuego a sus propios hijos. (Deuteronomio 12, 31)

  • con tal que tú escuches la voz del Señor, tu Dios, guardes todos sus mandamientos, que hoy te prescribo, y hagas lo que es recto a los ojos del Señor, tu Dios. (Deuteronomio 13, 19)

  • Si es defectuoso, si es cojo o ciego o con otro defecto, no lo ofrecerás en sacrificio al Señor, tu Dios. (Deuteronomio 15, 21)

  • No violentes el derecho, no hagas acepción de personas, no aceptes regalos, porque los regalos ciegan los ojos de los sabios y corrompen las sentencias de los justos. (Deuteronomio 16, 19)

  • No ofrecerás como sacrificio al Señor, tu Dios, animal, mayor o menor, que tenga una falta o defecto cualquiera, pues es aborrecible a sus ojos. (Deuteronomio 17, 1)

  • Pues todo ello es abominable a los ojos del Señor, tu Dios; y precisamente por estas prácticas horrendas es por lo que el Señor, tu Dios, echa lejos de ti a estas naciones. (Deuteronomio 18, 12)

  • No tendrás compasión: vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie. (Deuteronomio 19, 21)

  • y dirán en alta voz: Nuestras manos no han derramado esta sangre ni lo han visto nuestros ojos. (Deuteronomio 21, 7)

  • Así también terminarás con el derramamiento de sangre inocente, haciendo lo que es recto a los ojos del Señor. (Deuteronomio 21, 9)


“O amor nada mais é do que o brilho de Deus nos homens”. São Padre Pio de Pietrelcina