Löydetty 876 Tulokset: ojo
La mujer no llevará vestidos de hombre y el hombre no llevará vestidos de mujer, pues son cosas aborrecibles a los ojos del Señor, tu Dios. (Deuteronomio 22, 5)
No lleves a la casa del Señor, tu Dios, el dinero adquirido por esa prostitución para pagar el voto que hayas hecho, pues eso es aborrecible a los ojos del Señor, tu Dios. (Deuteronomio 23, 19)
sino que se la devolverás a la puesta del sol para que él, al acostarse, pueda arroparse con su manto y te bendiga. Ésta será una buena acción a los ojos del Señor, tu Dios. (Deuteronomio 24, 13)
Tu buey será degollado ante tus propios ojos, y no lo podrás comer; te quitarán tu asno, y no te lo devolverán; tus enemigos se llevarán tus ovejas, y nadie te socorrerá. (Deuteronomio 28, 31)
Tus hijos y tus hijas serán entregados a pueblos extranjeros; tus ojos se consumirán mirando cada día hacia el lugar de su destierro, pero tus manos nada podrán hacer. (Deuteronomio 28, 32)
El hombre más delicado y refinado entre vosotros mirará con malos ojos a su hermano, a la esposa de su corazón y a los hijos que todavía le quedan, (Deuteronomio 28, 54)
La mujer más delicada y refinada entre vosotros, que por su delicadeza apenas se atrevía a pisar la tierra con la planta de sus pies, mirará con malos ojos al marido de su corazón y a sus hijos (Deuteronomio 28, 56)
No encontrarás la paz entre esas naciones ni habrá descanso para la planta de tus pies, sino que el Señor te dará un corazón asustado, ojos apagados y ánimo abatido. (Deuteronomio 28, 65)
Por la mañana dirás: ¡Ojalá que ya fuera de noche! Y por la tarde dirás: ¡Ojalá que ya fuera de día!, por el pavor que se habrá apoderado de tu corazón y por las cosas que verán tus ojos. (Deuteronomio 28, 67)
Pero hasta la fecha, el Señor no os ha dado inteligencia para entender, ojos para ver y oídos para escuchar. (Deuteronomio 29, 3)
Pues estoy seguro que después de mi muerte os pervertiréis y os alejaréis del camino que yo os tengo prescrito, y que la desgracia os alcanzará en el futuro por haber hecho lo malo a los ojos del Señor, irritándole con vuestra conducta". (Deuteronomio 31, 29)
Encontró a su pueblo en el desierto, en la soledad rugiente de la desolación. Lo abrazó y se cuidó de él; lo guardó como la niña de sus ojos. (Deuteronomio 32, 10)