Löydetty 567 Tulokset: sombra de la muerte

  • Entretanto cesó la indignación del rey contra Absalón, porque ya se había consolado de la muerte de Amnón. (II Samuel 13, 39)

  • Y ahora todo el clan se levanta contra tu sierva y dice: Entréganos al que mató a su hermano y le daremos muerte por la vida de su hermano, a quien mató, y acabaremos al mismo tiempo con el heredero. Y quieren apagar así la chispa que me queda, para no dejar a mi marido ni nombre ni descendencia sobre la faz de la tierra". (II Samuel 14, 7)

  • Itay respondió al rey: "Vive el Señor y vive mi señor, el rey, que en el lugar donde esté mi señor, el rey, para la muerte o para la vida, allí estará tu siervo". (II Samuel 15, 21)

  • Porque toda la familia de mi padre es merecedora de la muerte por parte de mi señor, el rey; y, sin embargo, tú has admitido a tu siervo entre los que comen a tu mesa. ¿Qué derecho puedo tener yo para implorar todavía al rey?". (II Samuel 19, 29)

  • David entró en su palacio, en Jerusalén. Y el rey tomó a las diez concubinas que había dejado para guardar el palacio y las puso bajo su guardia. Él proveyó a su sustento, pero no volvió a tener relaciones con ellas, y estuvieron encerradas, como viudas, hasta el día de su muerte. (II Samuel 20, 3)

  • Las olas de la muerte me envolvían, los torrentes del averno me espantaban. (II Samuel 22, 5)

  • Los lazos del abismo me envolvían, ante mí las trampas de la muerte. (II Samuel 22, 6)

  • David, próximo a la muerte, dio estas instrucciones a su hijo Salomón: (I Reyes 2, 1)

  • El rey dijo al sacerdote Abiatar: "Vete a Anatot, a tus tierras, pues eres reo de muerte. No te doy hoy muerte porque has llevado el arca del Señor, Dios de mi padre, David, y porque tuviste parte en todas las tribulaciones de mi padre". (I Reyes 2, 26)

  • y por eso le dijo: "Ya que me has hecho esta petición, y no has pedido para ti una vida larga, ni has pedido riquezas, ni has pedido la muerte de tus enemigos, sino que me has pedido sabiduría para gobernar con justicia, (I Reyes 3, 11)

  • Salomón buscó entonces a Jeroboán para darle muerte, pero Jeroboán escapó, huyendo a Egipto, junto a Sosac, rey de Egipto, y allí estuvo hasta la muerte de Salomón. (I Reyes 11, 40)

  • Jeroboán reinó veintidós años. A su muerte le sucedió en el trono su hijo Nadab. (I Reyes 14, 20)


“Esforce-se, mesmo se for um pouco, mas sempre…” São Padre Pio de Pietrelcina