2. Le mandaba, además, profanar el templo de Jerusalén, dedicándolo a Júpiter Olímpico, y el de Garizín, a Júpiter Hospitalario, como lo pedían los habitantes del lugar.





“Tenhamos sempre horror ao pecado mortal e nunca deixemos de caminhar na estrada da santa eternidade.” São Padre Pio de Pietrelcina