Salmos, 18
9. Subía humo de sus narices y de su boca salía un fuego abrasador que arrojaba carbones encendidos.
9. Subía humo de sus narices y de su boca salía un fuego abrasador que arrojaba carbones encendidos.
“Meu Deus, perdoa-me. Nunca Te ofereci nada na minha vida e, agora, por este pouco que estou sofrendo, em comparação a tudo o que Tu sofreste na Cruz, eu reclamo injustamente!” São Padre Pio de Pietrelcina