Salmos, 66
18. Si hubiere visto maldad en mi corazón, el Señor no me habría escuchado.
18. Si hubiere visto maldad en mi corazón, el Señor no me habría escuchado.
El Salmo 66 es un himno de Acción de Gracias, donde el salmista alaba a Dios por escuchar su voz y respondió a su oración. Habla sobre la grandeza de Dios, su soberanía y su poder, y destaca la importancia de ofrecerle sacrificios como una forma de mostrar gratitud. Los siguientes son cinco versículos relacionados con los temas cubiertos en el Salmo 66:
Salmo 34:17-18: "Los justos gritan, el Señor los escucha y los entrega de todas sus tribulaciones. El Señor está cerca de aquellos que tienen un corazón roto y salva a los que tienen un espíritu sacrificado". Este versículo destaca la importancia de la oración y la confianza en Dios para superar las tribulaciones de la vida.
Salmo 135:5-6: "Porque sé que el Señor es grande, y que nuestro soberano está por encima de todos los dioses. El Señor hace todo lo que le agrada, en el cielo y en la tierra, en los mares y en todas sus profundidades. " Este versículo enfatiza la grandeza y la soberanía de Dios, temas también presentes en el Salmo 66.
Salmo 50:14-15: "Ofrezca a Dios un sacrificio de Acción de Gracias y cumpla tus votos al máximo. E invoquame el día de la angustia; te entregaré y me honraré". Este versículo destaca la importancia de ofrecer sacrificios y honrar a Dios como una forma de demostrar gratitud y pedir ayuda en tiempos difíciles.
Salmo 139:1-3: "Señor, me investigas y me conoces. Sabes cuando me siento y cuando me levanto; te das cuenta de mis pensamientos. Sabes muy bien cuando trabajo y cuando descanso; todos mis caminos son bien conocido ". Este versículo enfatiza la omnisciencia de Dios, su conocimiento y su presencia en todo momento de la vida.
Salmo 89:11: "Tus son los cielos, y el tuyo es la tierra; el mundo y todo lo que has encontrado en él". Este versículo destaca la creación y soberanía divina de Dios sobre todo el universo, temas que también se abordan en el Salmo 66.
“Quanto mais te deixares enraizar na santa humildade, tanto mais íntima será a comunicação da tua alma com Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina