pronađen 406 Rezultati za: Samuel y Saúl

  • y Yavé continuó manifestándose en Silo, donde se comunicaba con Samuel. (1 Samuel 3, 21)

  • Entonces Samuel se dirigió al pueblo diciéndoles: «Si ustedes vuelven a Yavé con sinceridad, quiten de en medio de ustedes los dioses extranjeros y las imágenes de los Baales y Astartés. Mientras ustedes permanezcan fieles a Yavé, sirviéndole sólo a él, Yavé los librará de los filisteos. (1 Samuel 7, 3)

  • Samuel dijo: «Reúnan a todo Israel en Mizpá y yo rogaré a Yavé por ustedes.» (1 Samuel 7, 5)

  • Se reunieron en Mizpá, derramaron agua ante Yavé, ayunaron durante ese día y dijeron: «Hemos pecado contra Yavé.» Y fue Samuel quien dirigió esta asamblea de los israelitas en Mizpá. (1 Samuel 7, 6)

  • y dijeron a Samuel: «No dejes de invocar a Yavé, nuestro Dios, para que él nos salve de los filisteos.» (1 Samuel 7, 8)

  • Samuel tomó entonces un cordero lechón y lo ofreció en sacrificio a Yavé, suplicándole por el pueblo; y Yavé lo escuchó. (1 Samuel 7, 9)

  • En el mismo momento en que Samuel ofrecía el sacrificio, los filisteos se lanzaron al ataque contra Israel. Pero la voz de Yavé resonó como un trueno en medio de los filisteos, cundió el pánico entre ellos y fueron vencidos por los hombres de Israel. (1 Samuel 7, 10)

  • Samuel tomó entonces una piedra y la puso entre Mizpá y Jesana y dio a aquel lugar el nombre de Ebena-Ezer, es decir, «piedra del socorro», diciendo: «Hasta aquí nos ha socorrido Yavé.» (1 Samuel 7, 12)

  • Después de esta derrota los filisteos no se atrevieron a invadir más el territorio de Israel. Así la mano de Yavé se hizo sentir contra los filisteos mientras vivió Samuel: (1 Samuel 7, 13)

  • Samuel fue juez de Israel mientras vivió. Cada año hacía un recorrido por Betel, (1 Samuel 7, 15)

  • Cuando Samuel llegó a anciano, dejó a sus hijos como jueces de Israel. (1 Samuel 8, 1)

  • Se reunieron, pues, los jefes de Israel y fueron a Ramá, donde estaba Samuel, (1 Samuel 8, 4)


“A natureza humana também quer a sua parte. Até Maria, Mãe de Jesus, que sabia que por meio de Sua morte a humanidade seria redimida, chorou e sofreu – e como sofreu!” São Padre Pio de Pietrelcina