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Haré cambiar su suerte y los devolveré a Patros, su país de origen, allí formarán un reino, el más modesto de todos ( ): ya no dominará más a las naciones; lo humillaré para que no se imponga más a las naciones. (Ezequiel 29, 14)
Numerosos pueblos quedarán espantados al ver tu suerte, sus reyes se pondrán a tiritar cuando haga pasar mi espada delante de ellos, cada uno temerá por su vida en el día de tu ruina. (Ezequiel 32, 10)
En cuanto a lo que ha visto el rey, un ángel, un santo que bajaba del cielo y decía: «Corten el árbol, destruyéndolo, pero el tronco y las raíces déjenlos en tierra, con ataduras de hierro y bronce, entre la hierba del campo, que lo moje el rocío del cielo y participe de la suerte de los animales del campo hasta que hayan pasado por él siete tiempos, mira que voy a explicártelo (Daniel 4, 20)
Trajeron una piedra y la colocaron a la entrada del foso. El rey la selló con su anillo y con el anillo de sus dignatarios, para que la suerte de Daniel no pudiera cambiarse. (Daniel 6, 18)
Le devolveré sus viñas, convertiré el valle de la Mala Suerte en un lugar de esperanzas. Y allí ella me responderá como cuando era joven, como en los días en que subió de Egipto. (Oseas 2, 17)
Entonces Yavé respondió y dijo a su pueblo: «Miren que les envío trigo, vino y aceite, de suerte que puedan saciarse, y no los expondré más a los insultos de las naciones. (Joel 2, 19)
Después se dijeron unos a otros: «Echemos suertes para saber quién nos trajó ese mal.» Echaron suertes y la suerte cayó en Jonás. (Jonás 1, 7)
Esa será su suerte, en pago de su orgullo, pues insultaron al pueblo de Dios de los Ejércitos y se agrandaron a costa suya. (Sofonías 2, 10)
Pues Yavé ha cambiado su suerte, ha alejado de ti a tus enemigos. No tendrás que temer desgracia alguna, pues en medio de ti está Yavé, rey de Israel. (Sofonías 3, 15)
le tocó a él en suerte, según las costumbres de los sacerdotes, entrar en el Santuario del Señor para ofrecer el incienso. (Evangelio según San Lucas 1, 9)
Jesús les replicó: «¿Creen ustedes que esos galileos eran más pecadores que los demás porque corrieron semejante suerte? (Evangelio según San Lucas 13, 2)
¡Qué suerte para ti, si ellos no pueden compensarte! Pues tu recompensa la recibirás en la resurrección de los justos.» (Evangelio según San Lucas 14, 14)