pronađen 76 Rezultati za: higuera estéril

  • Porque la higuera no florece, ni se recoge nada en las viñas; fracasa la cosecha del olivo y los campos no dan alimento; las ovejas desaparecen del corral y no hay bueyes en los establos. (Habacuc 3, 17)

  • ¿Queda aún semilla en el granero? ¿Todavía no han dado nada la vid, la higuera, el granado y el olivo? A partir de este día, yo daré mi bendición. (Ageo 2, 19)

  • Aquel día -oráculo del Señor de los ejércitos- ustedes se invitarán unos a otros debajo de la parra y de la higuera. (Zacarías 3, 10)

  • Yo les espantaré la langosta, para que no destruya los frutos de la tierra y la viña no les quede estéril en el campo, dice el Señor de los ejércitos. (Malaquías 3, 11)

  • Al ver una higuera cerca del camino, se acercó a ella, pero no encontró más que hojas. Entonces le dijo: «Nunca volverás a dar fruto». Y la higuera se secó de inmediato. (Mateo 21, 19)

  • Cuando vieron esto, los discípulos dijeron llenos de asombro: «¿Cómo se ha secado la higuera tan repentinamente?». (Mateo 21, 20)

  • Jesús les respondió: «Les aseguro que si tienen fe y no dudan, no sólo harán lo que yo acabo de hacer con la higuera, sino que podrán decir a esta montaña: "Retírate de ahí y arrójate al mar", y así lo hará. (Mateo 21, 21)

  • Aprendan esta comparación, tomada de la higuera: cuando sus ramas se hacen flexibles y brotan las hojas, ustedes se dan cuenta de que se acerca el verano. (Mateo 24, 32)

  • Al divisar de lejos una higuera cubierta de hojas, se acercó para ver si encontraba algún fruto, pero no había más que hojas; porque no era la época de los higos. (Marcos 11, 13)

  • Dirigiéndose a la higuera, le dijo: «Que nadie más coma de tus frutos». Y sus discípulos lo oyeron. (Marcos 11, 14)

  • A la mañana siguiente, al pasar otra vez, vieron que la higuera se había secado de raíz. (Marcos 11, 20)

  • Pedro, acordándose, dijo a Jesús: «Maestro, la higuera que has maldecido se ha secado». (Marcos 11, 21)


“É doce o viver e o penar para trazer benefícios aos irmãos e para tantas almas que, vertiginosamente, desejam se justificar no mal, a despeito do Bem Supremo.” São Padre Pio de Pietrelcina