Talált 362 Eredmények: Bajó

  • David entró en su casa, en Jerusalén; tomó a las diez concubinas que había dejado para cuidar la casa y las puso bajo vigilancia. Se preocupó de su mantenimiento, pero ya no se acercó a ellas y permanecieron encerradas como viudas hasta el día de su muerte. (2 Samuel 20, 3)

  • Inclinó los cielos y bajó, una oscura nube tenía bajo sus pies. (2 Samuel 22, 10)

  • Los derribo y ya no pueden levantarse, caen, y quedan bajo mis pies. (2 Samuel 22, 39)

  • Banaías era el hijo de Yoyada, un hombre valiente y de grandes hazañas. El dio muerte a los dos hijos de Ariel de Moab; él también bajó a un pozo un día de nevazón para matar ahí a un león. (2 Samuel 23, 20)

  • Judá e Israel vivieron seguros y en paz, cada uno bajo su parra y su higuera, desde Dan hasta Bersebá, todo el tiempo que reinó Salomón. (1 Reyes 4, 25)

  • «Sabes bien que mi padre, David, no pudo edificar una Casa para Yavé, su Dios, a causa de las guerras en que sus enemigos lo envolvieron hasta que Yavé los puso bajo la planta de sus pies. (1 Reyes 5, 3)

  • Las cuatro ruedas estaban bajo los paneles, y sus ejes formaban un solo cuerpo con la basa; las ruedas tenían una altura de setenta centímetros. (1 Reyes 7, 32)

  • Los sacerdotes llevaron el Arca de la Alianza de Yavé a su sitio en el Santuario, el Lugar Santísimo, bajo las alas de los querubines. (1 Reyes 8, 6)

  • Así que montó en el burro y partió tras el hombre de Dios, al que encontró sentado bajo un árbol. El anciano profeta le preguntó: «¿Eres tú el hombre de Dios que ha venido de Judá? (1 Reyes 13, 14)

  • también ellos se construyeron santuarios en las lomas, cipos e ídolos en toda colina elevada y bajo todo árbol frondoso. (1 Reyes 14, 23)

  • Elías tomó al niño, lo bajó de su habitación y lo entregó a su madre diciendo: «Mira, tu hijo vive.» (1 Reyes 17, 23)

  • Entonces bajó el fuego de Yavé, que devoró al novillo del sacrificio y la leña, y absorbió el agua de la zanja. (1 Reyes 18, 38)


“Você teme um homem,um pobre instrumento nas mãos de Deus, mas não teme a justiça divina?” São Padre Pio de Pietrelcina