Talált 153 Eredmények: Efraím

  • Efraím monta guardia ante mi Dios y el profeta trata de impedir que el enemigo llegue de sorpresa, anunciando el ataque contra el templo de sus ídolos. (Oseas 9, 8)

  • La gloria de Efraím se volará como un pájaro: no más hijos, no más embarazos, no más concepción. (Oseas 9, 11)

  • Ya ha visto Efraïm entregando sus hijos al cazador; Efraím tendrá que llevar sus hijos al matadero. (Oseas 9, 13)

  • Efraím se está muriendo, sus raíces se están secando y ya no habrá más frutos. Y aunque tengan hijos, yo haré morir el apreciado fruto de su seno. (Oseas 9, 16)

  • pues él también es llevado a Asiria, como regalo para el gran rey. Para Efraím será una afrenta, ¡qué vergüenza para Israel! (Oseas 10, 6)

  • Efraím es una vaquilla bien domesticada, a la que le gusta trillar; pero yo voy a poner un yugo sobre su hermosa cabeza: (Oseas 10, 11)

  • Yo, sin embargo, le enseñaba a andar a Efraím, sujetándolo de los brazos, pero ellos no entendieron que yo cuidaba de ellos. (Oseas 11, 3)

  • ¿Cómo voy a dejarte abandonado, Efraím? ¿Cómo no te voy a rescatar, Israel? ¿Será posible que te abandone como a Adma o que te trate igual que a Seboím? Mi corazón se conmueve y se remueven mis entrañas. (Oseas 11, 8)

  • No puedo dejarme llevar por mi indignación y destruir a Efraím, pues soy Dios y no hombre. Yo soy el Santo que está en medio de ti, y no me gusta destruir. (Oseas 11, 9)

  • Efraím me ha rodeado de mentira; la gente de Israel, de falsedad; sigue todavía a su baal y se apega a sus divinidades. (Oseas 12, 1)

  • Efraím vive de ilusiones y corre todo el día tras el viento de oriente. Multiplica las mentiras y las violencias, hace alianza con Asiria mientras se pone bien con Egipto. (Oseas 12, 2)

  • Efraïm dice: «Yo me he enriquecido y me he juntado una fortuna»; pero no guardará nada de todo lo que ha juntado, pues estaba actuando mal. (Oseas 12, 9)


“Não abandone sua alma à tentação, diz o Espírito Santo, já que a alegria do coração é a vida da alma e uma fonte inexaurível de santidade.” São Padre Pio de Pietrelcina