Talált 124 Eredmények: Joab

  • Alguien lo vio y fue a anunciárselo a Joab. (2 Samuel 18, 10)

  • Joab le dijo al que le traía la noticia: «Ya que lo viste así, ¿por qué no lo mataste? Te habría recompensado con diez monedas de plata y un cinturón.» (2 Samuel 18, 11)

  • Joab le respondió: «No tengo tiempo que perder contigo.»Y yendo al árbol de donde colgaba Absalón, le clavó personalmente tres dardos en el corazón, cuando aún estaba vivo. (2 Samuel 18, 14)

  • Entonces se acercaron diez jóvenes escuderos de Joab y lo remataron. (2 Samuel 18, 15)

  • Después de esto, Joab hizo tocar las trompetas para que el ejército dejara de perseguir a Israel. (2 Samuel 18, 16)

  • Joab le respondió: «Tú no serás por ahora el mensajero, pues la noticia que hay que llevar no es buena, sino mala, ya que ha muerto el hijo del rey. Será para otra vez.» (2 Samuel 18, 20)

  • Entonces Joab dijo a un cusita: «Anda a comunicarle al rey lo que has visto.» El cusita se arrodilló ante Joab y fue corriendo. (2 Samuel 18, 21)

  • Ajimás, hijo de Sadoc, insistió nuevamente y dijo a Joab: «Pase lo que pase, déjame correr tras el cusita.» Joab le respondió: «¿Por qué quieres correr, hijo mío? Esta noticia no te traerá recompensa.» (2 Samuel 18, 22)

  • Ajimás prosiguió: «No importa. Déjame ir.» Joab le replicó: «Bueno, anda.» Ajimás corrió por el camino de la llanura y adelantó al cusita. (2 Samuel 18, 23)

  • David preguntó: «¿Está bien el joven Absalón? » Ajimás le contestó: «Cuando Joab me enviaba, vi un gran alboroto, pero no supe qué era.» (2 Samuel 18, 29)

  • Joab supo que el rey lloraba y se lamentaba por Absalón. (2 Samuel 19, 2)

  • Joab entró a la casa del rey y le dijo: «Hoy llenas de vergüenza a todos los que lucharon por ti, salvando tu vida y la de toda tu familia. (2 Samuel 19, 6)


“É difícil tornar-se santo. Difícil, mas não impossível. A estrada da perfeição é longa, tão longa quanto a vida de cada um. O consolo é o repouso no decorrer do caminho. Mas, apenas restauradas as forças, é necessário levantar-se rapidamente e retomar a viagem!” São Padre Pio de Pietrelcina