Talált 709 Eredmények: elección de la mejor parte

  • Cada sábado, de generación en generación, dispondrán esos panes ante Yavé de parte de los hijos de Israel, como signo de alianza perpetua. (Levítico 24, 8)

  • Si el que la ha consagrado la quiere rescatar, añadirá una quinta parte del precio fijado y será suya. (Levítico 27, 15)

  • Si el que consagró el campo lo quiere rescatar, añadirá la quinta parte al precio fijado y será suyo. (Levítico 27, 19)

  • Si alguien consagra a Yavé un campo que compró y que no forma parte de su propiedad, (Levítico 27, 22)

  • El año del jubileo, el campo volverá al que lo había vendido y al patrimonio del que era parte. (Levítico 27, 24)

  • Si se trata de un animal impuro, lo rescatarán según el precio que tú fijes y añadirán la quinta parte del precio: si no es rescatado será vendido según el precio. (Levítico 27, 27)

  • si alguien quiere rescatar parte de su diezmo, añadirá la quinta parte de su valor. (Levítico 27, 31)

  • Confesará el pecado que ha cometido y restituirá exactamente el objeto del delito, añadirá una quinta parte más y se la devolverá al que fue perjudicado. (Números 5, 7)

  • Asimismo, la mejor parte de todas las primicias que ofrecen los hijos de Israel pertenece al sacerdote. (Números 5, 9)

  • «Di a Aarón: Cuando dispongas las lámparas, las colocarás de manera que las siete lámparas alumbren hacia la parte delantera del candelabro.» (Números 8, 2)

  • Así lo hizo Aarón: colocó las lámparas en la parte delantera del candelabro, tal como Yavé lo había mandado a Moisés. (Números 8, 3)

  • porque me son consagrados: ellos son la parte de Israel que me ha sido dada, y yo los he recibido a cambio de todos los primogénitos, es decir de los que salen primeros del seno materno en Israel. (Números 8, 16)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina