Talált 233 Eredmények: Ancianos

  • No hables demasiado en la asamblea de los ancianos ni repitas las palabras en tu oración. (Eclesiástico 7, 14)

  • No te apartes de la conversación de los ancianos, porque ellos mismos aprendieron de sus padres: de ellos aprenderás a ser inteligente y a dar una respuesta en el momento justo. (Eclesiástico 8, 9)

  • ¡Qué bello adorno para las canas es saber juzgar y para los ancianos, ser hombres de consejo! (Eclesiástico 25, 4)

  • ¡Qué hermosa es la sabiduría de los ancianos, la reflexión y el consejo en la gente respetable! (Eclesiástico 25, 5)

  • Corona de los ancianos es una rica experiencia, y su orgullo, el temor del Señor. (Eclesiástico 25, 6)

  • El Señor entabla un pleito contra los ancianos y los príncipes de su pueblo. "¡Ustedes han arrasado la viña, tienen en sus casas lo que arrebataron al pobre! (Isaías 3, 14)

  • La luna se sonrojará y el sol se avergonzará, porque reinará el Señor de los ejércitos sobre el monte Sión y en Jerusalén, y ante sus ancianos resplandecerá la Gloria. (Isaías 24, 23)

  • Además, envió al mayordomo de palacio Eliaquím, al secretario Sebná y a los sacerdotes más ancianos, todos cubiertos de sayales, para decir al profeta Isaías, hijo de Amós: (Isaías 37, 2)

  • Ya no habrá allí niños que vivan pocos días ni ancianos que no completen sus años, porque el más joven morirá a los cien años y al que no llegue a esa edad se lo tendrá por maldito. (Isaías 65, 20)

  • Así habló el Señor a Jeremías: Ve a comprar un cántaro de arcilla. Luego llevarás contigo a algunos de los ancianos del pueblo y de los ancianos de los sacerdotes, (Jeremías 19, 1)

  • Entonces se levantaron algunos hombres de entre los ancianos del país, y dijeron a toda la asamblea del pueblo: (Jeremías 26, 17)

  • Estos son los términos de la carta que el profeta Jeremías envió desde Jerusalén al resto de los ancianos que estaban en el exilio, a los sacerdotes, a los profetas y a todo el pueblo que Nabucodonosor había deportado de Jerusalén a Babilonia, (Jeremías 29, 1)


“A sua função é tirar e transportar as pedras, e arrancar os espinhos. Jesus é quem semeia, planta, cultiva e rega. Mas seu trabalho também é obra de Jesus. Sem Ele você nada pode fazer.” São Padre Pio de Pietrelcina