Talált 345 Eredmények: prueba de las aguas amargas

  • Y ahora, si ustedes están dispuestos a ofrecer a mi patrón una auténtica prueba de amistad, díganmelo; si no, díganmelo también. Así yo sabré a qué atenerme". (Génesis 24, 49)

  • Los hijos de Sibeón: Aiá y Aná. Este es el mismo Aná que encontró las aguas termales en el desierto, mientras apacentaba los rebaños de su padre Sibeón. (Génesis 36, 24)

  • Por eso van a ser sometidos a una prueba: juro por el Faraón que ustedes no quedarán en libertad, mientras no venga aquí su hermano menor. (Génesis 42, 15)

  • Envíen a uno de ustedes a buscar a su hermano, los demás quedarán prisioneros. Así será puesto a prueba lo que ustedes han afirmado, para comprobar si dicen la verdad. De lo contrario, no habrá ninguna duda de que ustedes son espías". (Génesis 42, 16)

  • Cuando estaba a punto de morir, llamó a su hijo José y le dijo: "Si realmente me tienes afecto, coloca tu mano debajo de mi muslo, como prueba de tu constante lealtad hacia mí, y no me entierres en Egipto. (Génesis 47, 29)

  • Desbordado como las aguas, ya no tendrás la primacía, porque subiste al lecho de tu padre, y, al subir, lo profanaste. (Génesis 49, 4)

  • y cuando el niño creció, lo entregó a la hija del Faraón, que lo trató como a un hijo y le puso el nombre de Moisés, diciendo: "Sí, yo lo saqué de las aguas". (Exodo 2, 10)

  • Por eso dice el Señor: Ahora te demostraré que soy el Señor. Yo golpearé las aguas del Nilo con el bastón que tengo en la mano, y las aguas se convertirán en sangre. (Exodo 7, 17)

  • Los peces que hay en el Nilo morirán, y el río dará un olor tan pestilente que los egipcios no podrán beber sus aguas’". (Exodo 7, 18)

  • Luego el Señor dijo a Moisés: "Da esta orden a Aarón: ‘Toma tu bastón y extiende tu mano sobre las aguas de Egipto -sobre sus ríos y sus canales, sus pantanos y todos sus depósitos de agua- y que estas se conviertan en sangre a lo largo de todo Egipto, incluso las que están en recipientes de madera y de piedra’". (Exodo 7, 19)

  • Moisés y Aarón hicieron lo que el Señor les había ordenado. Él levantó su bastón y golpeó las aguas del Nilo, a la vista del Faraón y de todos sus servidores. Y toda el agua del Nilo se convirtió en sangre. (Exodo 7, 20)

  • Los peces del Nilo murieron, y el río dio un olor tan pestilente, que los egipcios ya no pudieron beber sus aguas. Entonces hubo sangre en todo el territorio de Egipto. (Exodo 7, 21)


“É preciso amar, amar e nada mais”. São Padre Pio de Pietrelcina