Talált 110 Eredmények: Desgracia

  • ¿Sonará la trompeta en la ciudad sin que el pueblo se alarme? ¿Sucederá en la ciudad una desgracia sin que el Señor la haya causado? (Amós 3, 6)

  • Por eso el prudente calla en este tiempo, porque es tiempo de desgracia. (Amós 5, 13)

  • Los que pensáis alejar el día de la desgracia y aceleráis el reino de la violencia. (Amós 6, 3)

  • A espada morirán todos los pecadores de mi pueblo, los que dicen: "No se acercará a nosotros ni nos alcanzará la desgracia". (Amós 9, 10)

  • No te alegres del castigo de tu hermano el día de su desastre; no te alegres de la desgracia de los judíos el día de su perdición; no te burles de ellos el día de su angustia; (Abdías 1, 12)

  • no entres en la ciudad de mi pueblo el día de su ruina; no te alegres también tú de su desgracia el día de su ruina, ni eches mano a su riqueza el día de su ruina. (Abdías 1, 13)

  • Luego los marineros se dijeron unos a otros: "Echemos suertes para saber quién es la causa de esta desgracia". Echaron suertes, y la suerte cayó en Jonás. (Jonás 1, 7)

  • ¿Cómo podrá esperar el bien la que habita en Marot? Porque ha llegado la desgracia de parte del Señor a las puertas de Jerusalén. (Miqueas 1, 12)

  • Por eso dice el Señor: "Yo también planifico una desgracia contra esta ralea, de la que no podréis librar vuestro cuello. No andaréis más con la cabeza erguida, porque será un tiempo de desgracia". (Miqueas 2, 3)

  • "¡No profeticéis, dicen ellos, no profeticéis tales cosas; la desgracia no nos alcanzará! (Miqueas 2, 6)

  • Sus jueces juzgan por soborno, sus sacerdotes enseñan por salario, sus profetas profetizan por dinero y luego se apoyan en el Señor diciendo: "¿Es que no está el Señor en medio de nosotros? ¡Ninguna desgracia nos alcanzará!". (Miqueas 3, 11)

  • ¿Qué tramáis contra el Señor? Él va a hacer tabla rasa de todo; la desgracia no aparecerá dos veces, (Nahún 1, 9)


“Quando a videira se separa da estaca que a sustenta, cai, e ao ficar na terra apodrece com todos os cachos que possui. Alerta, portanto, o demônio não dorme!” São Padre Pio de Pietrelcina