Talált 135 Eredmények: Marido

  • pero para evitar la lujuria, que cada uno tenga su mujer, y cada mujer su marido. (I Corintios 7, 2)

  • Tanto el marido como la mujer deben cumplir la obligación conyugal. (I Corintios 7, 3)

  • La mujer no es dueña de su cuerpo, sino el marido; igualmente el marido no es dueño de su cuerpo, sino la mujer. (I Corintios 7, 4)

  • A los casados les mando (es decir, no yo, sino el Señor) que la mujer no se separe del marido; (I Corintios 7, 10)

  • y si se separa, que no se case o que se reconcilie con su marido; y que el marido no se divorcie de la mujer. (I Corintios 7, 11)

  • Pues el marido no creyente queda consagrado a Dios por la mujer cristiana, y la mujer no creyente queda consagrada a Dios por el marido cristiano; de lo contrario, vuestros hijos serían impuros, mientras que ahora pertenecen al pueblo de Dios. (I Corintios 7, 14)

  • En realidad, ¿cómo vas a saber tú, mujer, si conseguirás salvar a tu marido? ¿Y tú, marido, si conseguirás salvar a tu mujer? (I Corintios 7, 16)

  • La mujer no casada y la joven soltera se preocupan de las cosas del Señor, y se consagran a él en cuerpo y alma. Pero la que está casada se preocupa de las cosas del mundo y de cómo agradar a su marido. (I Corintios 7, 34)

  • La mujer está ligada todo el tiempo que vive su marido; pero si el marido se muere, queda libre para casarse con quien quiera, con tal que sea cristiano. (I Corintios 7, 39)

  • Y la mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta deshonra al marido, que es su cabeza, exactamente igual que si se la hubiera rapado. (I Corintios 11, 5)

  • Tengo celos divinos de vosotros, porque os he desposado con un solo marido, os he presentado a Cristo como una virgen pura. (II Corintios 11, 2)

  • pues dice la Escritura: Alégrate, estéril, que no das a luz; da gritos de alegría tú, que no conoces los dolores del parto, porque muchos son los hijos de la abandonada, muchos más que los de la que tiene marido. (Gálatas 4, 27)


“Mesmo quando perdemos a consciência deste mundo, quando parecemos já mortos, Deus nos dá ainda uma chance de entender o que é realmente o pecado, antes de nos julgar. E se entendemos corretamente, como podemos não nos arrepender?” São Padre Pio de Pietrelcina