Talált 168 Eredmények: Vestidos

  • Si acumula como polvo la plata, si amontona vestidos como fango, (Job 27, 16)

  • ¿Sabes por qué se calientan tus vestidos cuando azota la tierra el viento del sur? (Job 37, 17)

  • Mirra, áloe y acacia rezuman tus vestidos, en el salón de los marfiles música de arpas te recrea. (Salmos 45, 9)

  • No habían terminado de leer esta carta, cuando llegaron de Galilea otros emisarios con vestidos rotos, trayendo parecidas noticias (I Macabeos 5, 14)

  • Tomó consigo plata, oro, vestidos y otros muchos presentes y se encaminó hacia Tolemaida para hablar con el rey, obteniendo favorable acogida. (I Macabeos 11, 24)

  • Aparecieron también dos jóvenes robustos, de aspecto majestuoso, magníficamente vestidos, que se colocaron a ambos lados de Heliodoro y no paraban de azotarlo descargando sobre él una lluvia de golpes. (II Macabeos 3, 26)

  • Al tiempo que el sumo sacerdote ofrecía el sacrificio por el pecado, se presentaron de nuevo ante Heliodoro los mismos jóvenes, vestidos con las mismas vestiduras; se pusieron ante él y le dijeron: "Da muchas gracias a Onías, sumo sacerdote, pues por él el Señor te ha dejado con vida. (II Macabeos 3, 33)

  • ¿Puede uno meter fuego en su seno sin que sus vestidos se quemen? (Proverbios 6, 27)

  • Lleva en todo tiempo vestidos blancos, y que el perfume no falte sobre tu cabeza. (Eclesiastés 9, 8)

  • Miel virgen destilan tus labios, novia mía: leche y miel hay bajo tu lengua; y el aroma de tus vestidos, como el aroma del Líbano. (Cantar 4, 11)

  • No te envanezcas de los vestidos que llevas, ni te engrías en el día de tu gloria; porque las obras del Señor son admirables, pero ocultas a los hombres. (Eclesiástico 11, 4)

  • porque de los vestidos sale la polilla, y de la mujer la malicia femenina. (Eclesiástico 42, 13)


“Mesmo quando perdemos a consciência deste mundo, quando parecemos já mortos, Deus nos dá ainda uma chance de entender o que é realmente o pecado, antes de nos julgar. E se entendemos corretamente, como podemos não nos arrepender?” São Padre Pio de Pietrelcina