Talált 202 Eredmények: ayuda al prójimo

  • Esto dice el Señor: Yo haré surgir el mal de tu propia casa; tomaré ante tus propios ojos a tus mujeres y se las daré a tu prójimo, que se acostará con tus mujeres a plena luz del sol. (II Samuel 12, 11)

  • Pero Abisay, hijo de Sarvia, vino en su ayuda, atacó al filisteo y lo mató. Entonces los hombres de David le conjuraron diciendo: "Tú no volverás a salir con nosotros a la guerra, para que no apagues la luz de Israel". (II Samuel 21, 17)

  • Cuando alguno peque contra su prójimo y le obliguen a jurar ante tu altar en este templo, (I Reyes 8, 31)

  • En su tiempo, el Faraón Necó, rey de Egipto, fue en ayuda del rey de Asiria hacia el río Éufrates. El rey Josías le salió al paso, pero el faraón le dio muerte al primer encuentro en Meguido. (II Reyes 23, 29)

  • Dios vino en su ayuda contra aquéllos, y los agareos y todos sus aliados cayeron en sus manos, pues en medio del combate invocaron el nombre de Dios, que escuchó su clamor por haber puesto en él su confianza. (I Crónicas 5, 20)

  • Éstos son los que se unieron a David en Sicelag, cuando todavía estaba alejado de Saúl, hijo de Quis, los cuales formaban parte de los héroes que le prestaron su ayuda durante la guerra; (I Crónicas 12, 1)

  • David les salió al encuentro y les dijo: "Si venís con buenas intenciones, para prestarme ayuda, mi corazón estará con el vuestro; pero si es para traicionarme en provecho de mis enemigos, siendo yo inocente, que lo vea el Dios de nuestros padres y haga justicia". (I Crónicas 12, 18)

  • El espíritu se apoderó de Amasay, jefe de los treinta, que dijo: "¡Somos tuyos, David. Estamos contigo, hijo de Jesé. La paz, la paz contigo y con los tuyos, porque tu ayuda es Dios!". David los recibió y los puso entre los jefes de tropa. (I Crónicas 12, 19)

  • Y dijo: "Si los sirios me ganan a mí, tú vendrás en mi ayuda; y si los amonitas te ganan a ti, yo iré en tu ayuda. (I Crónicas 19, 12)

  • David, con la ayuda de Sadoc, descendiente de Eleazar y Ajimélec, descendiente de Itamar, los distribuyó en clases según sus servicios; (I Crónicas 24, 3)

  • Cuando alguno peque contra su prójimo y le obliguen a jurar ante tu altar en este templo, (II Crónicas 6, 22)

  • Sus técnicos construyeron en Jerusalén máquinas lanzaflechas y lanzapiedras, que puso en las torres y en los ángulos de las murallas. Con la ayuda milagrosa de Dios, su poder y su fama fueron muy grandes. (II Crónicas 26, 15)


“O mais belo Credo é o que se pronuncia no escuro, no sacrifício, com esforço”. São Padre Pio de Pietrelcina