Talált 367 Eredmények: desierto florecer

  • Quedarán como un desierto entre tierras asoladas, sus ciudades serán del número de las ciudades desiertas. (Ezequiel 30, 7)

  • Y sabrán que yo soy el Señor, cuando haya convertido el país en un desierto desolado por todas las acciones detestables que han cometido. (Ezequiel 33, 29)

  • Haré con ellos un pacto de paz y exterminaré del país las bestias feroces; morarán tranquilos hasta en el desierto y reposarán en los bosques. (Ezequiel 34, 25)

  • Dirás: Esto dice el Señor: Aquí estoy contra ti, montaña de Seír; extenderé mi mano contra ti y te reduciré a un desierto desolado; (Ezequiel 35, 3)

  • Haré de los montes de Seír una desolación, un desierto, y extirparé de allí a todo el que circula. (Ezequiel 35, 7)

  • De lo contrario, la dejaré desnuda, como el día en que nació; la dejaré como un desierto, la reduciré a tierra seca y la haré morir de sed. (Oseas 2, 5)

  • Pero yo la atraeré y la guiaré al desierto, donde hablaré a su corazón. (Oseas 2, 16)

  • Como uva en el desierto encontré yo a Israel, como breva de higuera vi a vuestros padres. Pero al llegar a Baal Fegor se consagraron a la infamia, y se hicieron despreciables como el objeto de su amor. (Oseas 9, 10)

  • Yo en el desierto te cuidé, en la tierra de la sequedad. (Oseas 13, 5)

  • Efraín es fecundo entre las cañas; pero llegará el solano, el viento del Señor se alzará del desierto, secará sus manantiales, agotará sus fuentes y se llevará todos sus tesoros, sus objetos preciosos. (Oseas 13, 15)

  • A ti clamo, Señor, porque el fuego ha devorado los pastizales del desierto, la llama ha consumido todos los árboles del campo. (Joel 1, 19)

  • Hasta las bestias salvajes se vuelven hacia ti, porque se han secado las corrientes de agua y el fuego ha devorado los pastizales del desierto. (Joel 1, 20)


“Mesmo quando perdemos a consciência deste mundo, quando parecemos já mortos, Deus nos dá ainda uma chance de entender o que é realmente o pecado, antes de nos julgar. E se entendemos corretamente, como podemos não nos arrepender?” São Padre Pio de Pietrelcina