Talált 959 Eredmények: lista de siervos del templo

  • Moisés y Aarón fueron ante el Faraón e hicieron como el Señor les había ordenado. Aarón tiró su bastón delante del Faraón y de sus siervos, y se convirtió en serpiente. (Exodo 7, 10)

  • Moisés y Aarón hicieron como el Señor había ordenado; Aarón levantó el bastón, golpeó las aguas del río a la vista del Faraón y sus siervos, y las aguas se convirtieron en sangre. (Exodo 7, 20)

  • Los servidores del Faraón que temieron la palabra del Señor mandaron refugiar en las casas a siervos y ganados. (Exodo 9, 20)

  • Pero los que no hicieron caso de la palabra del Señor dejaron sus siervos y ganados en el campo. (Exodo 9, 21)

  • Acuérdate de Abrahán, de Isaac y de Jacob, tus siervos, a quienes juraste por ti mismo diciendo: Yo multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo y toda esta tierra, de que os he hablado, se la daré a vuestra descendencia en posesión perpetua". (Exodo 32, 13)

  • "Si un individuo comete un sacrificio pecando por inadvertencia contra los derechos sagrados del Señor, presentará al Señor, como sacrificio de reparación, un carnero del ganado sin defecto, valorado y calculado en plata, según la tasa oficial del templo. (Levítico 5, 15)

  • Porque son siervos míos que yo saqué de Egipto, y no deben ser vendidos como se vende un esclavo. (Levítico 25, 42)

  • Porque los israelitas me pertenecen como siervos; son mis siervos que yo saqué de Egipto: yo, el Señor, vuestro Dios". (Levítico 25, 55)

  • para decirle: "Tus siervos han hecho el recuento de los hombres de guerra que han estado a nuestras órdenes, y no falta ninguno. (Números 31, 49)

  • esta tierra que el Señor ha conquistado para los israelitas, es apropiada para la ganadería, y tus siervos son gente ganadera. (Números 32, 4)

  • Si tus siervos han hallado gracia a tus ojos, danos en propiedad esta tierra y no nos hagas pasar el Jordán". (Números 32, 5)

  • Los hijos de Gad y los hijos de Rubén dijeron a Moisés: "Tus siervos harán cuanto mi señor les manda. (Números 32, 25)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina