Talált 736 Eredmények: manos

  • Y ahora estamos en tus manos; haz de nosotros lo que te parezca bueno y justo". (Josué 9, 25)

  • El Señor dijo a Josué: "No temas, porque yo los he entregado en tus manos; ninguno de ellos podrá resistir ante ti". (Josué 10, 8)

  • Josué se dirigió al Señor el día en que puso a los amorreos en manos de los israelitas y dijo: "Sol, detente sobre Gabaón, y tú, luna, sobre el valle de Ayalón. (Josué 10, 12)

  • Vosotros no os paréis, perseguid a vuestros enemigos, cortadles la retirada y no los dejéis entrar en sus ciudades, porque el Señor, vuestro Dios, los ha puesto en vuestras manos". (Josué 10, 19)

  • El Señor la entregó también, con su rey, en manos de Israel, que la pasó a filo de espada con todos los que vivían en ella sin dejar un superviviente. Y trató a su rey como había tratado al de Jericó. (Josué 10, 30)

  • El Señor entregó a Laquis en manos de Israel, que la tomó al segundo día, y pasó a filo de espada a todos los que vivían en ella, como había hecho con Libná. (Josué 10, 32)

  • El Señor los entregó en manos de Israel, que los derrotó y los persiguió hasta Sidón la Grande y hasta Misrefot, al occidente, y hasta el valle de Mispá, al oriente. Los derrotó de tal forma que no quedó ni un superviviente. (Josué 11, 8)

  • Si el vengador de sangre lo persigue, no lo entregarán en sus manos, porque mató involuntariamente a su prójimo, sin tenerle odio anteriormente. (Josué 20, 5)

  • Éstas fueron las ciudades asignadas a todos los israelitas y al extranjero residente, para que se refugiara en ellas el homicida involuntario y no cayera en manos del vengador de sangre antes de haber comparecido ante la asamblea. (Josué 20, 9)

  • El Señor les dio paz con todos los pueblos vecinos, como había jurado a sus padres; ninguno de sus enemigos pudo resistirlos; a todos los entregó el Señor en sus manos. (Josué 21, 44)

  • Os traje a la tierra de los amorreos, que vivían en Transjordania; ellos combatieron contra vosotros, pero yo los entregué en vuestras manos; ocupasteis su tierra, porque yo los exterminé ante vosotros. (Josué 24, 8)

  • Pero yo no quise escuchar a Balaán; él os bendijo, y yo os libré de sus manos. (Josué 24, 10)


“É doce o viver e o penar para trazer benefícios aos irmãos e para tantas almas que, vertiginosamente, desejam se justificar no mal, a despeito do Bem Supremo.” São Padre Pio de Pietrelcina