Talált 154 Eredmények: suerte

  • Cuando llegue la noticia a Egipto, se estremecerá por la suerte de Tiro. (Isaías 23, 5)

  • Él mismo les ha echado la suerte, su mano les ha repartido la tierra con la cuerda de medir; por siempre la poseerán, en ella habitarán de generación en generación. (Isaías 34, 17)

  • ¿Por qué dices, Jacob, y afirmas tú, Israel: Mi suerte está oculta al Señor, a Dios se le pasa por alto mi derecho? (Isaías 40, 27)

  • Yo, yo soy tu consolador. ¿Quién eres tú para temer a un hombre mortal, a un hijo de Adán, condenado a la suerte del heno? (Isaías 51, 12)

  • Las piedras pulidas del torrente son tu heredad, ellas, ellas tu suerte. A ellas haces tus ofrendas de vino y presentas tus ofrendas; ¿voy a calmarme yo con eso? (Isaías 57, 6)

  • Ésta es tu parte, la suerte que te he asignado -dice el Señor-, por haberte olvidado de mí poniendo tu confianza en la mentira. (Jeremías 13, 25)

  • De suerte que las casas de Jerusalén y las de los reyes de Judá serán inmundas como el lugar de Tofet: todas estas casas sobre cuyas terrazas han ofrecido incienso a toda la milicia del cielo y han derramado ofrendas de vino en honor de dioses extranjeros". (Jeremías 19, 13)

  • Yo me dejaré encontrar por vosotros -dice el Señor-; cambiaré vuestra suerte y os reuniré de todos los países y de todos los lugares por los que os he dispersado -dice el Señor-. Os volveré a traer a este lugar de donde os desterré. (Jeremías 29, 14)

  • Esto dice el Señor todopoderoso, Dios de Israel: Todavía ha de emplearse esta expresión en la tierra de Judá y en sus ciudades cuando mejore yo su suerte: "¡Que el Señor te bendiga, sede de justicia, monte santo!". (Jeremías 31, 23)

  • Se comprarán campos por dinero, se redactarán contratos, se los sellará y se tomarán testigos en el territorio de Benjamín, en los alrededores de Jerusalén y en las ciudades de Judá, en las de la montaña, en las del llano y en las del Negueb; porque haré cambiar su suerte -dice el Señor-". (Jeremías 32, 44)

  • Cambiaré la suerte de Judá y la de Israel, y los restableceré como antes. (Jeremías 33, 7)

  • el grito de alegría y alborozo, el canto del esposo y de la esposa, la voz de aquellos que, al llevar al templo del Señor los sacrificios de acción de gracias, cantarán: "Dad gracias al Señor omnipotente, porque el Señor es bueno, porque es eterno su amor". Pues yo voy a cambiar la suerte de este país a su condición primera, dice el Señor. (Jeremías 33, 11)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina