Znaleziono 552 Wyniki dla: cielo

  • Al oír estas palabras, yo me senté y me puse a llorar. Permanecí en duelo algunos días, ayunando y orando ante el rey del cielo. (Nehemías 1, 4)

  • Y exclamé: "¡Ah Señor, Dios del cielo, Dios grande y terrible, que guardas la alianza y la fidelidad con los que te aman y observan tus mandamientos! (Nehemías 1, 5)

  • El rey me dijo: "¿Qué es lo que quieres?". Yo, encomendándome al Dios del cielo, (Nehemías 2, 4)

  • Yo les respondí: "El Dios del cielo es quien nos dará éxito. Nosotros, sus siervos, vamos a ponernos a la obra. Vosotros no tenéis parte, ni derecho, ni nada en Jerusalén". (Nehemías 2, 20)

  • ¡Tú solo, Señor, eres el único! Tú hiciste los cielos, el cielo de los cielos y todas sus estrellas, la tierra y todo cuanto encierra, los mares y todo lo que contienen; a todo ello tú le das la vida, y todos los astros del cielo te adoran. (Nehemías 9, 6)

  • Bajaste sobre el monte Sinaí, hablaste con ellos desde el cielo, les diste disposiciones justas, leyes verdaderas, preceptos y mandamientos buenos. (Nehemías 9, 13)

  • Les diste pan del cielo para su hambre, y agua de la roca para su sed, y los mandaste que fueran a tomar posesión de la tierra que, mano en alto, habías jurado darles. (Nehemías 9, 15)

  • Multiplicaste sus hijos como las estrellas del cielo, y los llevaste a la tierra que habías prometido dar en propiedad a sus padres. (Nehemías 9, 23)

  • Entonces tú los entregaste en manos de sus enemigos, que los oprimieron. En el tiempo de su tribulación clamaron a ti, y tú les escuchaste desde el cielo, y en tu gran bondad les diste liberadores que los salvasen de las manos de sus enemigos. (Nehemías 9, 27)

  • Pero en cuanto recobraron la paz, volvieron en seguida a obrar mal ante ti, y tú los abandonaste en manos de sus enemigos, que les sometieron a su yugo. Entonces volvían a suplicarte, y tú los escuchabas desde el cielo. ¡Cuántas veces los salvaste por tu gran bondad! (Nehemías 9, 28)

  • Di sepultura también a los que mató Senaquerib a su vuelta de Judea, después de la derrota propinada por el rey del cielo a aquel blasfemo. Rabioso, mató a muchos israelitas; y yo escondía sus cadáveres, y luego los enterraba. Senaquerib los buscó, pero no pudo encontrarlos. (Tobías 1, 18)

  • y envió a Rafael para curarlos; a Tobit, de las manchas blancas de sus ojos, para que volviese a ver la luz del cielo, y a Sara, hija de Ragüel, para darla por esposa a Tobías, hijo de Tobit, librándola del maligno demonio Asmodeo, pues correspondía a Tobías casarse con ella con preferencia a todos los demás pretendientes. Al mismo tiempo que Tobit volvía del patio de su casa, Sara, hija de Ragüel, bajaba del piso superior. (Tobías 3, 17)


“Você teme um homem,um pobre instrumento nas mãos de Deus, mas não teme a justiça divina?” São Padre Pio de Pietrelcina