Encontrados 352 resultados para: desierto

  • Como el rey le preguntaba qué iba a hacer con eso, respondió: «Los burros son para que monte en ellos la familia del rey; el pan y las frutas, para que se alimenten los jóvenes; el vino, para que beban los que se cansen en el desierto.» (2 Samuel 16, 2)

  • Ahora comuníquenle a David que no pase la noche en los pasos del desierto, sino más allá, pues el rey y su ejército corren el riesgo de ser exterminados.» (2 Samuel 17, 16)

  • miel, mantequilla y queso de oveja y de vaca, para que David y su gente pudieran alimentarse, pues pensaban: «Todos han sufrido hambre, sed y cansancio en el desierto.» (2 Samuel 17, 29)

  • Pero los malvados son espinas del desierto, que no se toman con la mano. (2 Samuel 23, 6)

  • Subió Banaías, hijo de Yoyada y mató a Joab. Lo sepultaron en su casa, en el desierto. (1 Reyes 2, 34)

  • Balat y Tamar en el desierto de Judá, (1 Reyes 9, 18)

  • Caminó por el desierto todo un día y se sentó bajo un árbol. Allí deseó la muerte y se dijo: «Ya basta, Yavé. Toma mi vida, pues yo voy a morir como mis padres.» (1 Reyes 19, 4)

  • Yavé le dijo: «Vuelve por donde viniste atravesando el desierto y anda hasta Damasco. Tienes que establecer a Jazael como rey de Aram, (1 Reyes 19, 15)

  • Y preguntó: «¿Por qué camino subiremos?» Joram le respondió: «Por el camino del desierto de Edom.» (2 Reyes 3, 8)

  • Suprimió los santuarios de las lomas, quebró los cipos y cortó los troncos sagrados. También destruyó la serpiente de bronce que Moisés había fabricado en el desierto, pues hasta ese tiempo los israelitas le ofrecían sacrificios y la llamaban Nejustán. (2 Reyes 18, 4)

  • Habitaban, asimismo, al oriente desde el río Eufrates hasta el borde del desierto, pues sus ganados se habían multiplicado en la tierra de Galaad. (1 Crónicas 5, 9)

  • Y en la otra parte del Jordán, frente a Jericó, al oriente del Jordán, de la tribu de Rubén: Béser en el desierto, con sus pastizales, y Yasá con sus pastizales. (1 Crónicas 6, 63)


“Deve-se caminhar em nuvens cada vez que se termina uma confissão!” São Padre Pio de Pietrelcina