Encontrados 182 resultados para: Ordenó

  • El Ángel del Señor ordenó a Gad que dijera a David: "Que David suba a erigir un altar al Señor en la era de Ornán, el jebuseo". (I Crónicas 21, 18)

  • Y el Señor ordenó al Ángel que volviera a enfundar su espada. (I Crónicas 21, 27)

  • David ordenó que se reuniera a todos los extranjeros residentes en el territorio de Israel y los empleó como obreros para que tallaran las piedras destinadas a la construcción de la Casa de Dios. (I Crónicas 22, 2)

  • Después llamó a su hijo Salomón y le ordenó que edificara una Casa para el Señor, el Dios de Israel. (I Crónicas 22, 6)

  • Después David ordenó a todos los jefes de Israel que ayudaran a su hijo Salomón: (I Crónicas 22, 17)

  • Entonces el rey de Israel llamó a un eunuco y ordenó: "Que venga en seguida Miqueas, hijo de Imlá". (II Crónicas 18, 8)

  • Entonces el rey de Israel ordenó: "Tomen a Miqueas y llévenlo a Amón, el gobernador de la ciudad, y a Joás, el hijo del rey. (II Crónicas 18, 25)

  • Entonces el rey ordenó que se hiciera una cofre y se lo colocara junto a la puerta de la Casa del Señor, en la parte exterior; (II Crónicas 24, 8)

  • Trajeron siete terneros, siete carneros, siete corderos y siete chivos para ofrecerlos en sacrificio expiatorio por el reino, por el Santuario y por Judá, y el rey ordenó a los sacerdotes, hijos de Aarón, que los ofrecieran en holocausto sobre el altar del Señor. (II Crónicas 29, 21)

  • Ezequías ordenó que se ofreciera el holocausto sobre el altar. En el momento de comenzar el holocausto, comenzaron también los cantos del Señor y sonaron las trompetas acompañadas por los instrumentos de David, rey de Israel. (II Crónicas 29, 27)

  • Restauró el altar del Señor e inmoló sobre él sacrificios de comunión y de acción de gracias, y ordenó que Judá sirviera al Señor, el Dios de Israel. (II Crónicas 33, 16)

  • Zorobabel, Josué y los demás jefes de familia israelitas les respondieron: "No podemos edificar junto con ustedes una Casa para nuestro Dios: la edificaremos nosotros solos para el Señor, el Dios de Israel, como lo ordenó Ciro, rey de Persia". (Esdras 4, 3)


“Não há nada mais inaceitável do que uma mulher caprichosa, frívola e arrogante, especialmente se é casada. Uma esposa cristã deve ser uma mulher de profunda piedade em relação a Deus, um anjo de paz na família, digna e agradável em relação ao próximo.” São Padre Pio de Pietrelcina