Encontrados 1919 resultados para: San

  • sino con una sangre preciosa, como de cordero sin tacha y sin mancilla, Cristo, (I Pedro 1, 19)

  • también vosotros, cual piedras vivas, entrad en la construcción de un edificio espiritual, para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, aceptos a Dios por mediación de Jesucristo. (I Pedro 2, 5)

  • Pero vosotros sois linaje elegido, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido, para anunciar las alabanzas de Aquel que os ha llamado de las tinieblas a su admirable luz (I Pedro 2, 9)

  • Así se adornaban en otro tiempo las santas mujeres que esperaban en Dios, siendo sumisas a sus maridos; (I Pedro 3, 5)

  • Nosotros mismos escuchamos esta voz, venida del cielo, estando con él en el monte santo. (II Pedro 1, 18)

  • porque nunca profecía alguna ha venido por voluntad humana, sino que hombres movidos por el Espíritu Santo, han hablado de parte de Dios. (II Pedro 1, 21)

  • Pues más les hubiera valido no haber conocido el camino de la justicia que, una vez conocido, volverse atrás del santo precepto que le fue transmitido. (II Pedro 2, 21)

  • Acordaos de las predicciones de los santos profetas y del mandamiento de vuestros apóstoles que es el mismo del Señor y Salvador. (II Pedro 3, 2)

  • Puesto que todas estas cosas han de disolverse así, ¿cómo conviene que seáis en vuestra santa conducta y en la piedad, (II Pedro 3, 11)

  • Pero si caminamos en la luz, como él mismo está en la luz, estamos en comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos purifica de todo pecado. (I Juan 1, 7)

  • Y sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo - lo cual es verdadero en él y en vosotros - pues las tinieblas pasan y la luz verdadera brilla ya. (I Juan 2, 8)

  • El mundo y sus concupiscencias pasan; pero quien cumple la voluntad de Dios permanece para siempre. (I Juan 2, 17)


Uma filha espiritual perguntou a Padre Pio: “O Senhor cura tantas pessoas, por que não cura esta sua filha espiritual?” Padre Pio respondeu-lhe em voz baixa: “E não nos oferecemos a Deus?” São Padre Pio de Pietrelcina