Encontrados 182 resultados para: Sión

  • Unce al carro los corceles, tú que habitas en Laquis, origen de los pecados de la hija de Sión, porque en ti se han encontrado las rebeliones de Israel. (Miqueas 1, 13)

  • que edificáis a Sión con sangre y a Jerusalén con injusticia. (Miqueas 3, 10)

  • Por eso, por culpa vuestra, Sión será arada como un campo, Jerusalén se volverá un montón de ruinas, el monte del templo un cúmulo de maleza. (Miqueas 3, 12)

  • acudirán numerosas naciones y dirán: "Venid, subamos al monte del Señor, al templo del Dios de Jacob; él nos enseñará sus caminos, y nosotros seguiremos sus senderos". Pues la ley saldrá de Sión, y la palabra de Dios de Jerusalén. (Miqueas 4, 2)

  • De las cojas haré un resto, de las alejadas una nación poderosa. Entonces el Señor reinará sobre ellos en el monte Sión desde ahora y por siempre. (Miqueas 4, 7)

  • Y tú, Torre del Rebaño, Fortaleza de la hija de Sión, a ti vendrá el antiguo poder, el reino de la hija de Jerusalén. (Miqueas 4, 8)

  • Retuércete de dolor y gime, hija de Sión, como mujer en parto, porque ahora saldrás de la ciudad; irás a vivir en el campo, llegarás hasta Babilonia y allí serás salvada de la mano de tus enemigos. (Miqueas 4, 10)

  • Ahora se han juntado contra ti numerosas naciones. Ellas dicen: "Que sea profanada para que nuestros ojos puedan contemplar la ruina de Sión". (Miqueas 4, 11)

  • Levántate y trilla, hija de Sión. Yo haré tus cuernos de hierro y de bronce tus pezuñas; triturarás a numerosos pueblos, consagrarás su botín al Señor, y sus riquezas al dueño de toda la tierra. (Miqueas 4, 13)

  • ¡Canta himnos, hija de Sión, alégrate, Israel, regocíjate y goza de todo corazón, hija de Jerusalén! (Sofonías 3, 14)

  • Aquel día se dirá a Jerusalén: No temas, Sión, no decaigan tus manos. (Sofonías 3, 16)

  • Después el ángel que hablaba conmigo me dijo: Grita: Esto dice el Señor todopoderoso: Siento ardientes celos por Jerusalén y por Sión, (Zacarías 1, 14)


“A natureza humana também quer a sua parte. Até Maria, Mãe de Jesus, que sabia que por meio de Sua morte a humanidade seria redimida, chorou e sofreu – e como sofreu!” São Padre Pio de Pietrelcina