Gefunden 419 Ergebnisse für: comida en el desierto
Así habla el Señor: En este lugar del que ustedes dicen: "Está desierto, sin hombres ni animales", en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, que están devastadas, sin hombres ni habitantes ni animales, se oirá de nuevo (Jeremías 33, 10)
Así habla el Señor de los ejércitos: En este lugar que está desierto, sin hombres ni animales, y en todas sus ciudades, habrá de nuevo un redil donde los pastores harán descansar a sus rebaños. (Jeremías 33, 12)
Y como el Señor ya no podía soportar las malas acciones y las abominaciones que ustedes cometían, su país se ha convertido en un desierto, una devastación y una maldición, y ha quedado despoblado, como en el día de hoy. (Jeremías 44, 22)
¡Huyan, sálvese quien pueda, como un matorral en el desierto! (Jeremías 48, 6)
Sí, lo juro por mí mismo -oráculo del Señor-: Bosrá se convertirá en devastación, oprobio, desierto y maldición, y todas sus ciudades serán ruinas eternas. (Jeremías 49, 13)
La madre de ustedes ha sido humillada, está confundida la que los dio a luz. Ahora es la última de las naciones, un desierto, un páramo, una estepa. (Jeremías 50, 12)
Por eso las fieras del desierto habitarán allí con las hienas, y vivirán allí los avestruces; nunca más será habitada, y nadie morará allí de generación en generación. (Jeremías 50, 39)
Hasta los chacales presentan las ubres para amamantar a sus cachorros; pero la hija de mi pueblo se ha vuelto cruel como los avestruces del desierto. (Lamentaciones 4, 3)
Nuestros perseguidores erán más veloces que las águilas del cielo: nos hostigaban en las montañas, nos tendían emboscadas en el desierto. (Lamentaciones 4, 19)
Arriesgamos la vida para conseguir nuestro pan, afrontando la espada del desierto. (Lamentaciones 5, 9)
yo haré cesar en las ciudades de Judá y dentro de Jerusalén el grito de gozo y el grito de alegría, el canto del esposo y el canto de la esposa, y todo el país se convertirá en un desierto sin habitantes. (Baruc 2, 23)
Toma también trigo, cebada, habas, lentejas, mijo y espelta: échalos en un recipiente y prepárate con eso la comida. Tú comerás de ese pan durante todo el tiempo que estés acostado de un lado, o sea, durante ciento noventa días. (Ezequiel 4, 9)