Gefunden 94 Ergebnisse für: santa

  • Así habla el Señor contra los profetas que extravían a mi pueblo: Cuando sus dientes tienen algo que morder, ellos gritan: "¡Paz!". Pero al que no les llena la boca, le declaran la guerra santa. (Miqueas 3, 5)

  • Aquel día, ya no tendrás que avergonzarte de las malas acciones con las que me has ofendido, porque yo apartaré a esos jactanciosos prepotentes que están en medio de ti, y ya no volverás a engreírte sobre mi santa Montaña. (Sofonías 3, 11)

  • El Señor tendrá a Judá como herencia, como su parte en la Tierra santa, y elegirá de nuevo a Jerusalén. (Zacarías 2, 16)

  • ¡Que callen todos los hombres delante del Señor, porque él surge de su santa Morada! (Zacarías 2, 17)

  • Así habla el Señor: Yo he vuelto a Sión, y habitaré en medio de Jerusalén. Jerusalén será llamada "Ciudad de la Fidelidad", y la montaña del Señor de los ejércitos, "Montaña Santa". (Zacarías 8, 3)

  • Luego el demonio llevó a Jesús a la Ciudad santa y lo puso en la parte más alta del Templo, (Mateo 4, 5)

  • y, saliendo de las tumbas después que Jesús resucitó, entraron en la Ciudad santa y se aparecieron a mucha gente. (Mateo 27, 53)

  • Así tuvo misericordia de nuestros padres yse acordó de su santa Alianza, (Lucas 1, 72)

  • De manera que la Ley es santa, como es santo, justo y bueno el precepto. (Romanos 7, 12)

  • Si las primicias son santas, también lo es toda la masa; si la raíz es santa, también lo son las ramas. (Romanos 11, 16)

  • Por lo tanto, hermanos, yo los exhorto por la misericordia de Dios a ofrecerse ustedes mismos como una víctima viva, santa y agradable a Dios: este es el culto espiritual que deben ofrecer. (Romanos 12, 1)

  • y así su corazón está dividido. También la mujer soltera, lo mismo que la virgen, se preocupa de las cosas del Señor, tratando de ser santa en el cuerpo y en el espíritu. La mujer casada, en cambio, se preocupa de las cosas de este mundo, buscando cómo agradar a su marido. (I Corintios 7, 34)


“Aquele que procura a vaidade das roupas não conseguirá jamais se revestir com a vida de Jesus Cristo.” São Padre Pio de Pietrelcina