2. Una tarde, después de haberse le vantado de la siesta, se paseaba David por la terraza del palacio, y desde allí vio a una mujer que se bañaba. Era una mujer muy bella.





“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina