Fundar 4172 Resultados para: Ada

  • Y si invocáis como Padre al que juzga imparcialmente a cada uno según sus obras comportaos respetuosamente mientras estáis de paso en este mundo. (I Pedro 1, 17)

  • Sabed que habéis sido rescatados de vuestra vida estéril heredada de vuestros mayores no con bienes perecederos como el oro o la plata, (I Pedro 1, 18)

  • Como niños recién nacidos apeteced la leche espiritual no adulterada, para que alimentados con ella crezcáis en orden a la salvación, (I Pedro 2, 2)

  • Acercaos a él, piedra viva, rechazada por los hombres, pero escogida y apreciada por Dios; (I Pedro 2, 4)

  • disponeos como piedras vivientes, a ser edificados en casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer víctimas espirituales agradables a Dios por mediación de Jesucristo; (I Pedro 2, 5)

  • Vosotros, por el contrario, sois linaje escogido, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo de su propiedad, para anunciar las grandezas del que os ha llamado de las tinieblas a su luz maravillosa, (I Pedro 2, 9)

  • ¿Qué mérito tenéis en soportar los castigos que merecen vuestras culpas?. Pero soportar pacientemente los sufrimientos habiendo obrado bien eso agrada a Dios. (I Pedro 2, 20)

  • Pues erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al pastor y guardián de vuestras vidas. (I Pedro 2, 25)

  • ejemplo es Sara que obedeció a Abrahán, llamándole señor. Vosotras podéis ostentar el título de hijas suyas si hacéis el bien sin dejaros atemorizar por nada. (I Pedro 3, 6)

  • Que cada cual ponga al servicio de los demás los dones que haya recibido como corresponde a buenos administradores de los distintos carismas de Dios; (I Pedro 4, 10)

  • Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo basados en fábulas hábilmente imaginadas, sino como testigos oculares de su majestad. (II Pedro 1, 16)

  • Esta voz bajada del cielo la oímos nosotros cuando estábamos con él en el monte santo, (II Pedro 1, 18)


“Tenhamos sempre horror ao pecado mortal e nunca deixemos de caminhar na estrada da santa eternidade.” São Padre Pio de Pietrelcina