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  • pero los de Benjamín salieron a su encuentro desde Guibeá y mataron a otros dieciocho mil israelitas diestros en el manejo de la espada. (Jueces 20, 25)

  • Los de Benjamín salieron a su encuentro, alejándose de la ciudad como las veces anteriores; mataron a unos treinta hombres por los caminos de Betel y de Gabaón. (Jueces 20, 31)

  • Las gentes de Bet Semes estaban segando el trigo en el valle. Alzaron la vista, vieron el arca del Señor y salieron gozosamente a su encuentro. (I Samuel 6, 13)

  • Cuando terminaba de ofrecer el holocausto, llegó Samuel, y Saúl salió a su encuentro para saludarle. (I Samuel 13, 10)

  • Samuel se levantó y se fue de Guilgal para seguir su camino. El resto del pueblo le siguió al encuentro del enemigo, y llegaron desde Guilgal a Guibeá de Benjamín. Saúl pasó revista al ejército que le seguía; eran como unos seiscientos hombres. (I Samuel 13, 15)

  • En cuanto se levantó por la mañana, salió al encuentro de Saúl. Pero le dijeron que Saúl se había ido al Carmelo, que se había levantado allí un monumento, y que, a su regreso, había bajado a Guilgal. (I Samuel 15, 12)

  • Samuel hizo lo que el Señor le había mandado. Cuando llegó a Belén, los ancianos de la ciudad salieron temblando a su encuentro y le dijeron: "¿Traes la paz?". (I Samuel 16, 4)

  • Cuando el filisteo se puso en movimiento y avanzó contra David, éste salió corriendo del campamento al encuentro del filisteo; (I Samuel 17, 48)

  • Cuando Saúl vio a David salir al encuentro del filisteo, preguntó a Abner, jefe del ejército: "¿De quién es hijo este joven, Abner?". Abner respondió: "Por tu vida, oh rey, que no lo sé". (I Samuel 17, 55)

  • David llegó a Nob, donde el sacerdote Ajimélec. Ajimélec salió a su encuentro asustado y le dijo: "¿Por qué estás solo y no hay nadie contigo?". (I Samuel 21, 2)

  • Saúl cesó de perseguir a David y fue al encuentro de los filisteos. Por eso se llamó a aquel lugar "Roca de la separación". (I Samuel 23, 28)

  • David respondió a Abigaíl: "¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que te ha enviado hoy a mi encuentro! (I Samuel 25, 32)


“Amar significa dar aos outros – especialmente a quem precisa e a quem sofre – o que de melhor temos em nós mesmos e de nós mesmos; e de dá-lo sorridentes e felizes, renunciando ao nosso egoísmo, à nossa alegria, ao nosso prazer e ao nosso orgulho”. São Padre Pio de Pietrelcina