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  • De otro modo, ¡vive el Señor, Dios de Israel, que me ha impedido hacerte el mal!, de no haber salido tú pronto a mi encuentro, al despuntar el alba no hubiese quedado de Nabal un solo varón". (I Samuel 25, 34)

  • David llegó adonde estaban los doscientos hombres que, por encontrarse muy cansados, no habían podido seguirle y se habían quedado en el arroyo Besor. Ellos salieron al encuentro de David y de la tropa que le acompañaba. David se acercó a ellos y les saludó. (I Samuel 30, 21)

  • Cuando David volvió a su casa para bendecirla, Mical, hija de Saúl, le salió al encuentro y le dijo: "¡Qué bien ha quedado hoy el rey de Israel desnudándose ante la vista de las criadas de sus servidores, como lo haría un hombre cualquiera!". (II Samuel 6, 20)

  • Cuando David se enteró, mandó que les saliesen al encuentro, y que les dijesen: "Quedaos en Jericó hasta que os crezca la barba y luego vendréis". (II Samuel 10, 5)

  • David, al saberlo, reunió a todo Israel, pasó el Jordán y llegó a Jelán. Los sirios, puestos en orden de batalla, salieron al encuentro de David y lucharon con él. (II Samuel 10, 17)

  • Al llegar David a la cumbre, donde se adora a Dios, le salió al encuentro Jusay, el arquita, con los vestidos desgarrados y polvo sobre su cabeza. (II Samuel 15, 32)

  • Apenas había David traspasado la cumbre, cuando Sibá, el servidor de Meribaal le salió al encuentro con dos asnos aparejados, que llevaban doscientos panes, cien racimos de uvas pasas, cien frutos del tiempo y un odre de vino. (II Samuel 16, 1)

  • El ejército salió al campo, al encuentro de Israel, y la batalla tuvo lugar en el monte de Efraín. (II Samuel 18, 6)

  • El rey volvió y llegó al Jordán. Judá venía a Guilgal para ir al encuentro del rey y ayudarle a pasar el Jordán. (II Samuel 19, 16)

  • Semeí, hijo de Guerá, el benjaminita de Bajurín, se apresuró a bajar también con los hombres de Judá al encuentro del rey David. (II Samuel 19, 17)

  • Porque tu siervo reconoce que ha pecado, y por eso he venido el primero de toda la casa de José para bajar al encuentro de mi señor, el rey". (II Samuel 19, 21)

  • Ahí tienes a Semeí, hijo de Guerá, el benjaminita, de Bajurín, el que me lanzó atroces imprecaciones cuando yo iba a Majanayín; pero bajó a mi encuentro al Jordán y le juré por el Señor que no le mataría. (I Reyes 2, 8)


“Enquanto estivermos vivos sempre seremos tentados. A vida é uma contínua luta. Se às vezes há uma trégua é para respirarmos um pouco.” São Padre Pio de Pietrelcina