Fundar 104 Resultados para: echó

  • Ana se echó al cuello de su hijo, exclamando: "Te he vuelto a ver, hijo mío; ahora ya puedo morir". Y lloraba. (Tobías 11, 9)

  • Tobit se echó al cuello de su hijo y, llorando, le decía: "Te veo, hijo mío, luz de mis ojos". Y añadió: (Tobías 11, 13)

  • Judit se postró con el rostro en tierra, echó ceniza sobre su cabeza y dejó al descubierto el áspero sayal que llevaba. Era precisamente la hora en que se ofrecía en Jerusalén el incienso de la tarde en el templo de Dios, cuando clamó al Señor así: (Judit 9, 1)

  • Cuando volvió en sí, se echó a los pies de Judit y le dijo: "Bendita seas en todas las tiendas y en todos los pueblos, que al oír tu nombre quedarán asombrados. (Judit 14, 7)

  • En el mes primero, el de nisán, en el año duodécimo del rey Asuero, se echó delante de Amán pur, es decir, suerte, para determinar el día y el mes, y salió el día trece del duodécimo mes, el de adar. (Ester 3, 7)

  • Ester volvió a hablar al rey. Se echó a sus pies llorando y rogándole que anulase los malvados propósitos de Amán, el de Agag, y sus proyectos contra los judíos. (Ester 8, 3)

  • porque él echó sus cimientos y la asentó sobre los mares y ríos. (Salmos 24, 2)

  • echó a las naciones delante de ellos, les repartió la tierra a suertes, estableció en sus tiendas a las tribus de Israel. (Salmos 78, 55)

  • le preparaste el suelo, echó raíces y llenó el país; (Salmos 80, 10)

  • Los habitantes se rindieron. Simón hizo con ellos un tratado de paz; pero los echó de allí, tomó posesión de la ciudad y dejó una guarnición en ella. (I Macabeos 11, 66)

  • Simón llegó a un acuerdo con ellos y dejó de luchar; pero los echó de la ciudad, purificó las casas donde habían estado los ídolos y entró cantando alabanzas y bendiciones al Señor. (I Macabeos 13, 47)

  • Entonces, a grandes gritos, pidieron la paz a Simón, quien se la concedió; pero los echó de allí y purificó la ciudadela de toda huella de idolatría. (I Macabeos 13, 50)


“A maior caridade é aquela que arranca as pessoas vencidas pelo demônio, a fim de ganhá-las para Cristo. E isso eu faço assiduamente, noite e dia.” São Padre Pio de Pietrelcina