Löydetty 134 Tulokset: batalla final

  • Al tercer día, los hijos de Israel marcharon contra Guibea y se pusieron en orden de batalla como las otras veces. (Jueces 20, 30)

  • A esta señal entrarían a pelear los israelitas. Así, pues, los que huían de Israel se dieron vuelta cuando los de Benjamín les habían matado como treinta hombres, y se decían: «Están ya derrotados como en la primera batalla.» (Jueces 20, 39)

  • Volvieron la espalda ante la gente de Israel y huyeron camino del desierto, pero la batalla se les echó encima y los que venían de la ciudad los exterminaban. (Jueces 20, 42)

  • Los filisteos se pusieron en orden de batalla contra Israel. (1 Samuel 4, 2)

  • Luego de un rudo combate, los israelitas fueron derrotados, dejando muertos en el campo de batalla alrededor de cuatro mil hombres. Volvió el ejército al campamento, y los jefes de Israel se preguntaban por qué Yavé había dejado que fueran derrotados por los filisteos. Y se dijeron: «Vamos a Silo a buscar el Arca de nuestro Dios. Así estará ella con nosotros y nos salvará de nuestros enemigos.» (1 Samuel 4, 3)

  • Un hombre de la tribu de Benjamín se escapó del frente de batalla y llegó el mismo día a Silo con la ropa hecha tiras y la cabeza cubierta de polvo. (1 Samuel 4, 12)

  • El hombre dijo a Helí: «Soy yo que acabo de llegar del campo de batalla, de donde logré hoy escapar.» Helí le preguntó: «¿Qué pasó, hijo?» (1 Samuel 4, 16)

  • Y ocurrió que el día de la batalla de Micmas, ninguno de los que estaban con Saúl y Jonatán tenía espada ni lanza; se encontró, sin embargo, para Saúl y su hijo Jonatán. (1 Samuel 13, 22)

  • por eso Saúl dijo al sacerdote: «Retira tu mano.» Saúl reunió a toda su tropa y se dirigieron al campo de batalla; allí vieron que la confusión era total y que unos y otros se herían con sus espadas. (1 Samuel 14, 20)

  • Se detuvo frente a las líneas israelitas y gritó: «¿Por qué han salido para ponerse en orden de batalla? Yo soy filisteo; ustedes, en cambio, son los servidores de Saúl. Escojan, pues, un hombre que pueda pelear conmigo. (1 Samuel 17, 8)

  • Jesé dijo a David: «Toma, anda al frente de batalla y llévales a tus hermanos esta bolsa de trigo tostado y estos diez panes. Y al jefe del batallón le entregas estos diez quesillos; (1 Samuel 17, 17)

  • Has venido a ver la batalla.» David respondió: «¿Pero qué he hecho yo? ¿Uno no puede hablar?» (1 Samuel 17, 29)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina