Löydetty 134 Tulokset: batalla final

  • Por último, tuvo un final desastroso; acusado ante Aretas, rey de los árabes, huyendo de ciudad en ciudad, perseguido por todos, despreciado como renegado de las leyes y odiado como verdugo de la patria y de sus conciudadanos, fue desterrado a Egipto. (2 Macabeos 5, 8)

  • También les recordó lo que sucedió en Babilonia, en la batalla contra los gálatas, pues ese día ocho mil judíos combatían al lado de cuatro mil macedonios y, al encontrarse éstos en apuros, sus aliados judíos exterminaron solos a veinte mil enemigos, con la ayuda que les vino del cielo, y se apoderaron de un gran botín. (2 Macabeos 8, 20)

  • Apenas salido el sol, se entabló la batalla. Unos llevaban como garantía de éxito y victoria, además de su valor, la confianza en su Señor; otros combatían inspirados por el odio. (2 Macabeos 10, 28)

  • En lo más encarnizado de la batalla se aparecieron desde el cielo a los enemigos cinco hombres resplandecientes que, montados sobre caballos con bridas de oro, encabezaban a los judíos. (2 Macabeos 10, 29)

  • Se armó una sangrienta batalla en la cual los hombres de Judas salieron vencedores con la ayuda de Dios. Los árabes vencidos pidieron la paz: se comprometían a darles ganado y ayudarlos en adelante. (2 Macabeos 12, 11)

  • Entablada la batalla, cayeron algunos de los judíos. (2 Macabeos 12, 34)

  • En cuanto a los que se habían quedado en la ciudad, su ansiedad no era pequeña, preocupados por la batalla que se iba a dar en el campo. (2 Macabeos 15, 19)

  • A algunos su camino les parece recto, pero al final del camino está la muerte. (Proverbios 14, 12)

  • Atiende a los consejos, acepta la enseñanza, al final serás un sabio. (Proverbios 19, 20)

  • Al final ¿qué provecho saca uno de sus afanes? (Eclesiastés (Qohelet) 3, 9)

  • Nacimos por pura casualidad, y cuando lleguemos al final será como si no hubiésemos existido. Nuestro soplo vital no es más que el vapor de nuestro aliento; nuestro pensamiento salta como una chispa del latido de nuestro corazón. (Sabiduría 2, 2)

  • Nos considera unos degenerados, creería mancharse si actuara como nosotros. Habla de una felicidad para los justos al final y se vanagloría de tener a Dios por padre. (Sabiduría 2, 16)


Como distinguir uma tentação de um pecado e como estar certo de que não se pecou? – perguntou um penitente. Padre Pio sorriu e respondeu: “Como se distingue um burro de um homem? O burro tem de ser conduzido; o homem conduz a si mesmo!” São Padre Pio de Pietrelcina