Löydetty 110 Tulokset: interés propio

  • ¿Cómo puedes decir a tu hermano: ''Hermano, deja que te saque la pelusa que tienes en el ojo'', si tú no ves la viga en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo para que veas con claridad, y entonces sacarás la pelusa del ojo de tu hermano. (Evangelio según San Lucas 6, 42)

  • Y los judíos tenían más ganas todavía de matarle, porque además de quebrantar la ley del sábado, se hacía a sí mismo igual a Dios, al llamarlo su propio Padre. (Evangelio según San Juan 5, 18)

  • porque he venido en nombre de mi Padre, y ustedes no me reciben. Si algún otro viene en su propio nombre, a ése sí lo acogerán. (Evangelio según San Juan 5, 43)

  • El que habla en nombre propio busca su propia gloria. Pero el que busca la gloria del que lo ha enviado, ése es un hombre sin maldad y que dice la verdad.» (Evangelio según San Juan 7, 18)

  • Los fariseos replicaron: «Estás hablando en tu propio favor; tu testimonio no vale nada.» (Evangelio según San Juan 8, 13)

  • Y cuando venga él, el Espíritu de la Verdad, los guiará en todos los caminos de la verdad. El no viene con un mensaje propio, sino que les dirá lo que escuchó y les anunciará lo que ha de venir. (Evangelio según San Juan 16, 13)

  • Al ver esto, Pedro se dirigió al pueblo y les dijo: «Israelitas, ¿por qué se quedan tan maravillados? Ustedes nos miran como si hubiéramos hecho caminar a este hombre por nuestro propio poder, o por ser unos santos. (Hecho de los Apóstoles 3, 12)

  • El permitió en las generaciones pasadas que cada nación siguiera su propio camino, (Hecho de los Apóstoles 14, 16)

  • Ya que juzgaron inútil conocer a Dios, Dios a su vez los abandonó a los errores de su propio juicio, de tal modo que hacen absolutamente todo lo que es malo. (Carta a los Romanos 1, 28)

  • Esto no lo podía hacer la Ley, por cuanto la carne era débil y no le respondía. Dios entonces quiso que su propio Hijo llevara esa carne pecadora; lo envió para enfrentar al pecado, y condenó el pecado en esa carne. (Carta a los Romanos 8, 3)

  • Entonces no vuelvan al miedo; ustedes no recibieron un espíritu de esclavos, sino el espíritu propio de los hijos, que nos permite gritar: ¡Abba!, o sea: ¡Papá! (Carta a los Romanos 8, 15)

  • Si ni siquiera perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos va a dar con él todo lo demás? (Carta a los Romanos 8, 32)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina